No resulta fácil reconstruir con la imaginación el último momento de las vidas del poeta Federico García Lorca, el maestro de escuela Dióscoro Galindo González y los banderilleros Joaquín Arcollas y Francisco Galadí, tiroteados entre el 18 y el 19 de agosto de 1936. El hispanista irlandés Ian Gibson, principal investigador de ese cuádruple asesinato, ha recolectado al menos el detalle, entre otros, de que aquella noche no había luna. Es una de las pocas seguridades que tiene, porque todavía hoy sobre esa cuestión “¡nadie dice nada, no se sabe nada; es una vergüenza!”, clama indignado.

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