Ana, de 56 años, trabajó más de 35 años como agente en el aeropuerto de Gran Canaria, dedicando la última década al servicio de reclamaciones de equipajes perdidos. En 2022, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció el síndrome del trabajador quemado como una enfermedad profesional, y recientemente, Ana ha sido diagnosticada con este síndrome. Desde 2015, Ana acumuló hasta cinco bajas, tres de ellas de larga duración, debido a cuadros de ansiedad y reacción aguda al estrés.
El programa Espejo Público contactó en directo con la abogada de Ana, Fani Barreto, quien destacó la dificultad de ganar un caso de esta naturaleza y lograr que se reconozca la incapacidad total. Barreto subrayó que no basta con sentir una saturación temporal; en estos casos, el desgaste debe ser profundo y sostenido.
Por su parte, Paloma Zorrilla, también abogada, elogió la sentencia favorable pero advirtió sobre el potencial riesgo de fraude. «Estas situaciones hay que examinarlas mucho porque el que está defraudando a la Seguridad Social está defraudando a todos. El régimen de pensiones lo pagamos todos«, señaló Zorrilla. Añadió que conseguir una pensión bajo argucias y trampas perjudica a todos los españoles.
La importancia del cuidado a los trabajadores
En respuesta, Fani Barreto defendió la legitimidad del caso de Ana y compartió su propia experiencia personal: «Yo, antes de ser abogada, era matrona y desarrollé el síndrome del trabajador quemado». Barreto insistió en la necesidad de que las empresas cuiden más a sus trabajadores y consideren seriamente las enfermedades psicológicas profesionales, apuntando que otros países europeos tienen una mayor conciencia sobre estos problemas.
Ana, ahora reconocida con incapacidad absoluta, espera que su caso sirva como ejemplo de la importancia de la salud mental en el entorno laboral y de la necesidad de políticas empresariales que protejan a los empleados de situaciones de estrés crónico.