Mañana domingo 30 de junio, los franceses deciden el futuro de Europa. No es una hipérbole para hacer más atractivo este artículo, sino que, a mi juicio, realmente mañana del resultado de las elecciones legislativas francesas dependerá lo que será de Europa en  los próximos años. Ya los franceses en 2005 en un resultado muy ajustada votaron en contra del proyecto de Constitución Europea y nos dejaron en la Unión Europea sin carta de ciudadanía y es que además de ser uno de los grandes estados fundadores, es el único con armas nucleares capaces de asumir la disuasión en un mundo donde algunos solo te toman en serio si te puedes defender con esas armas de destrucción masiva.

La democracia que disfrutamos es el menos malo de los sistemas políticos que la humanidad ha creado para gobernarnos. Hemos inventado de todo en todos los ámbitos y para grandes tribus, naciones o comunidades nada ha superado a la democracia parlamentaria, por la que elegimos a nuestros representantes y gobernantes para hacer las leyes que necesitamos para ordenar nuestra convivencia y dirigir la marcha de la sociedad.

Aunque hay ejemplos desde la antigüedad, en la actualidad solemos llamar democracias a las que han seguido los dos modelos creados a finales del siglo XVIII, uno el de los Estados Unidos de Norteamérica nacido para superar el impuesto por el colonialismo de la corona británica y otro el de Francia contra su monarquía, ambos sistemas emergieron tras cruentas revoluciones que alumbraron una nueva forma de entender la política.

Por eso es lógico que cuando vemos que en Francia y en USA  pueden ocurrir cambios que distorsionen lo que entendemos por democracia, nos entre miedo, pues la historia de la humanidad está llena de altibajos y países que fueron democráticos abrazaron dictaduras terribles a la fuerza e incluso mediante elección democrática de gobernantes que destruyeron el sistema. Bolivia parecía una democracia consolidada hasta que un general golpista pretendió cambiar al gobierno y menos mal que USA y las instituciones internacionales han estado firmes y  no ha salido adelante, pero hay decenas de países con democracias débiles e inestables que en el cualquier momento pueden saltar por el aire.

El reciente debate de Biden-Trump ha puesto en evidencia la debilidad del candidato demócrata frente a un mentiroso peligroso pero que tiene un electorado convencido, y tal como es el sistema electoral resulta cada vez más creíble que lo imposible pueda suceder, y tengamos de nuevo a Trump en la Casa Blanca al frente de la democracia más poderosa la Tierra, a alguien que solo quiere que sus amigos ganen más dinero aunque se hunda el mundo. Trump es enemigo del estado del bienestar europeo y ya sabemos lo que opina de la OTAN, del cambio climático, de la emigración, y de todo lo multilateral que hemos construido después de  la segunda guerra mundial.

Por eso si mañana los franceses dan la mayoría absoluta a Agrupación Nacional, el partido que lidera Marine Le Pen, la extrema derecha, ya crecida tras el resultado de las elecciones europeas, que es profundamente antieuropeísta hará virar el gigante que es la UE para retornar al principio del que veníamos, en el que unos estados independientes que se habían curtido en guerras interminables decidieron caminar juntos para que ese horror al menos estuviera fuera de nuestro subcontinente. Por si fuera poco será el único estado que tendrá armamento nuclear y por tanto liderazgo. El sueño que algunos acariciábamos de una Europa de los ciudadanos se alejará seguramente para nunca volver.

Macron creyó salvarse convocando elecciones muy anticipadas que impedirían la formación de una alternativa de izquierdas y dado el sistema mayoritario en circunscripciones únicas, los candidatos de su partido RENACIMIENTO tendrían garantizado ser al menos la segunda fuerza política, gracias al apoyo “obligado” de los votantes de las diferentes opciones divididas de izquierda y por tanto ir a la segunda vuelta con posibilidades de ganar a Le Pen .

Yo conservo la esperanza de que como la izquierda consiguió en pocos días presentar una única candidatura en cada circunscripción el NUEVO FRENTE POPULAR obtenga en la mayoría de los lugares incluso mejores resultados que el partido de Macron de forma que esas candidaturas confronten en la segunda vuelta con las de ultraderecha y finalmente resulte una Cámara de Diputados con mayor representación de izquierda que de derecha. Ese es mi deseo y mi esperanza pero el resultado final dependerá de que los votantes republicanos clásicos en los lugares donde la elección de la segunda vuelta sea entre la extrema derecha y la izquierda, opten a favor de la democracia y de Europa. Veremos.

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