El 12M las elecciones autonómicas catalanas infligieron un duro correctivo a ERC con la pérdida de 13 diputados y su liderazgo en el bando independentista que provocó la implosión de la ejecutiva del partido. Tres días después del veredicto de las urnas la dirección republicana forzaba, en una reunión de urgencia, la renuncia de Oriol Junqueras, mientras su hasta entonces número dos, Marta Rovira, se hacía con las riendas del partido. A cambio, Rovira prometía dejar la secretaría general en un congreso extraordinario fijado para el 30 de noviembre.

La fecha escogida ya alumbraba una expectativa de repetición electoral en Cataluña, puesto que los comicios, de repetirse, se celebrarán el 13 de octubre y los Estatutos de Esquerra impiden celebrar un congreso en periodo pre-electoral. Desde esa noche, las diversas familias conformadas en los ámbitos de poder del partido, desde la estructura interna a la Generalitat o las administraciones locales, se han ido alineando entre los dos bandos identificados con Junqueras y Rovira, las dos personas que han marcado el paso del partido durante una década.

Renovarse para volver a la independencia

La secretaria general ganó la primera batalla al imponer la renuncia de Junqueras tras las elecciones, y aglutina el apoyo de prácticamente todos los pesos pesados de la actual ejecutiva republicana empezando por las portavoces Raquel Sans y Marta Vilalta o el presidente del grupo parlamentario, Josep Maria Jové. Aquellos que reclaman una renovación a fondo de la dirección del partido, que pasaría por jubilar en primer lugar a Junqueras. Y también una revisión a fondo de la estrategia de Esquerra que en los últimos años se ha definido en torno al lema de «ensanchar la base» captando electorado de izquierdas en los caladeros de los Comunes o el PSC para convertir la independencia en un proceso imparable.

El último ciclo electoral, en el que ERC ha perdido apoyos en todos los comicios de forma muy acusada, ha dado al traste con esa tesis. Y parecen imponerse ahora quienes reclaman que Esquerra vuelva a poner la independencia en el centro de su discurso, no supeditada a las políticas sociales o la gestión del día a día que ha defendido, sin éxito, el Govern de Pere Aragonès.

Aragonès, o su mano derecha en el Govern, Sergi Sabrià, se alinean ahora en el sector de Rovira. Aunque el divorcio entre el grupo de Palau y Junqueras viene de mucho antes. En el congreso de 2021 hubo ya un conato de fractura, salvado en el último momento con la candidatura conjunta que mantenía a Junqueras y Rovira al frente del partido mientras Aragonès ocupaba el número tres como Coordinador nacional de ERC.

La peregrinación de Junqueras

En el último año, sin embargo, la fractura se hizo evidente con un Junqueras decidido a recuperar proyección mediática y convencido de que desde el Govern hacían lo posible para eclipsarlo. También con la decisión del adelanto electoral, que Aragonès adoptó pese a la oposición del presidente de Esquerra. Los resultados acabaron dando la razón al ya ex presidente del partido.

Para recuperar la presidencia, Junqueras ha iniciado ya su particular peregrinación para reivindicarse ante la militancia republicana. Lo hizo el pasado miércoles en su localidad, Sant Vicenç dels Horts (Barcelona) donde reunió a medio millar de militantes afines y a buena parte de los dirigentes que siguen apoyándole. Ahí estaban el consejero de Interior, Joan Ignasi Elena, el ex consejero Raül Romeva, el presidente del Puerto de Barcelona, Lluís Salvadó o el ex líder de ERC en el Congreso, Joan Tardà. También Kènia Domènec, ex dirigente de las juventudes republicanas y actual secretaria de Afiliación, que actuó de moderadora del debate.

Antes pasó por las agrupaciones de Terres del Ebre o el Maresme y la próxima semana toca Montcada i Reixac, otra población de la conurbación metropolitana de Barcelona en la que tendrá como anfitrión a Josep Josep Nuet, ex líder de ICV y ejemplo de esa voluntad de ampliación del espectro republicano.

De hecho, «no ha dejado de quedar con militantes desde el pasado octubre» apuntan fuentes de su entorno, en encuentros que pueden ir de dos decenas a centenares de personas. Y en todos ellos encuentra «muy buen ambiente», advierten las mismas fuentes.

El Congreso

Junqueras multiplicará estos actos durante los próximos dos meses, emulando a Pedro Sánchez, para hacer valer su influencia sobre la militancia. Un tirón que le reconocen sin dudarlo sus más antiguos rivales, los miembros del Colectivo 1 de Octubre, que conforma la corriente opositora más consolidada en la formación republicana.

Lo corroboran también los militantes de base, que advierten de «intereses externos» para «caiga». Junqueras «es un tío querido, tiene más fuerza de la que creen» los portavoces oficiales del partido, señala uno de esos militantes. Una advertencia trascendente, porque la continuidad o no de Junqueras la decidirán los 8.700 militantes de ERC en una votación telemática el próximo 30 de noviembre.

El reglamento aprobado este sábado por el Consejo Nacional de ERC fija como requisitos de las candidaturas a la próxima ejecutiva que sean paritarias, con un máximo de 28 miembros y ocho posiciones definidas: presidente, secretario general, secretario de organización, de finanzas, de política municipal, de feminismos, de ciudadanía y de transición ecológica. El 15 de noviembre se proclamarán las candidaturas que hayan obtenido el aval de un 5% de los militantes como mínimo.

Candidatura de renovación

Nadie sabe todavía quién encabezará la candidatura de renovación que reclama el sector de Marta Rovira. Pero algunos apuntan, maliciosamente, que se podrían leer los apoyos al manifiesto contra Junqueras como un casting para esa candidatura. El texto lanzado hace diez días cuenta ya con los apoyos de la plana mayor de ERC como Rovira, Aragonès o Jové. Pero los dos primeros ya han anunciado que dejarán la primera línea política en el congreso del 30 de noviembre.

Este grupo cuenta con el control del aparato republicano y todo el poder que otorga dirigir las negociaciones para la investidura. Pero necesitan un candidato capaz de batir a Junqueras ante las bases. Entre los primeros nombres que asoman, los de los dos alcaldes que se erigieron en portavoces oficiosos del manifiesto: Marc Aloy, alcalde de Manresa, y Dionís Guiteras, primer edil de Moià y miembro de la Ejecutiva del partido.

Del poder que atesoran dieron cuenta en la reciente batalla para frenar la alianza con el PSC en el Ayuntamiento de Barcelona. El acuerdo, alcanzado tras pactar los presupuestos municipales el pasado enero, se había pospuesto para no interferir en la campaña de las elecciones autonómicas. Pero cuando llegó el momento de ser ratificado por las bases del partido en Barcelona, la ejecutiva nacional tocó a rebato, provocando una asistencia masiva en la que debía debatirse, que finalmente fue pospuesta.

El pacto era obra de Eva Baró, presidenta de ERC de Barcelona y afín al sector de Junqueras. Pero su ratificación en plenas negociaciones sobre la investidura de Salvador Illa incomodaba enormemente al equipo negociador de Esquerra, capitaneado por Rovira y Jové. Un equipo en el que Junqueras, sin embargo, también ha colocado a un peón: Oriol López, vicesecretario de Coordinación Interna del partido.

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