Conocida por ser un remedio rápido, fácil y casero, la limonada nos ayuda a combatir el sofocante calor durante los días veraniegos de acuciante calor. La bebida de limón contiene muchas vitaminas y es una de las recetas más imitadas y versionadas del verano, conquistandonos por su sabor y frescor y arrasando en redes sociales, reuniones familiares o de amigos.
¿Qué necesitamos para realizar esta bebida? La mayoría de ingredientes los encontraremos por casa, el esencial y principal es el limón, como indica el propio nombre de la bebida, una lima, azúcar (opcional y al gusto), leche condensada, hielo o cubitos de hielo y agua.
Para empezar con la receta, exprimimos el jugo de dos limones grandes. La base cítrica de esta fruta es fundamental para darle un toque fresco y ácido, que es tan característico de la limonada y que tanto nos gusta. A continuación, colocamos hielo en una batidora o licuadora una taza de hielo al que añadiremos el jugo de limón que hemos exprimido con anterioridad, ralladura de lima y leche condensada (depende del dulzor que le queramos dar a la limonada, pero se recomiendan añadir cuatro si la receta es para dos o tres personas).
La leche condensada es un ingrediente clave, ya que le dará dulzor y cremosidad a la bebida y contrastará con la acidez propia del limón. Una vez licuado todo, le añadiremos una taza de agua, que le aportará un sabor ligero y refrescante. Tras esto, volvemos a licuar muy bien todos los ingredientes hasta obtener una mezcla homogénea y cremosa.
El resultado que obtendremos será una limonada helada desde el primer sorbo. Su textura es similar a la de un frappé o café helado, lo que la convierte en una bebida perfecta para combatir el calor. Además, la combinación de sabores es irresistible: la acidez del limón junto con la cremosidad y dulzura de la leche condensada, crea una bebida cítrica pero dulce.