El principal temor del Gobierno a que estallase en el último momento el acuerdo para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) eran las presiones internas dentro del PP. Concretamente, de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, y de sectores más vinculados a la fundación FAES del expresidente José María Aznar. A la vista de cómo se gestó el acuerdo, esta preocupación era compartida por Génova. Según fuentes de Moncloa conocedoras de las negociaciones, el Gobierno pactó con el PP dejar la estrategia comunicativa sobre el acuerdo en sus manos. Tanto en los tiempos como en las formas para no dar pistas hasta el último momento y evitar cualquier filtración.

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