Muy buenas, familias. ¿Cómo lleváis el calor? Ahora que se ha terminado el curso, puede que sea un buen momento para mirar hacia atrás y ver, porque a veces no queremos verlo, o simplemente no nos damos cuenta de ello, ver cómo ha sido el consumo de móviles por parte de nuestros hijos y, por qué no, también por nuestra parte.
Hoy en día se estudia todo, hay estadísticas para todo, y se ha comprobado que el tiempo que nuestros hijos consumen con el móvil, tableta u ordenador por el día y la noche va aumentando. ¿Nos hemos preguntado que quizás como padres nos está pasando lo mismo?
Recordad que la edad media para que un niño tenga un móvil es a los 11 años. Sí, sí, has leído bien, a los 11 años, con un sinfín de puertas abiertas de mala información y con una rapidez de conseguirla meteórica que hace que te enganches a ello, sin contar los juegos en redes. Es cierto que los niños copian lo que ven. Yo en la consulta aconsejo terminar el ‘trabajo de móvil’ antes de entrar en casa y meterlo en un cajón, al menos hasta que los peques se duerman. ¿Pero qué pasa con los no tan peques, cuando se lavan los dientes y vienen a darte el beso de buenas noches, se van realmente a dormir? No todos lo hacen, pero muchísimos pueden llegar a estar conectados, sin que los padres lo sepan, hasta altas horas de la madrugada.
¿Cuáles son las consecuencias? Si entrevistamos a profesores, nos dirán que más de uno se queda dormido sobre el pupitre en clase. Además, estos alumnos tienen resultados académicos bajos, presentan irritabilidad e incluso absentismo escolarporque se encuentran tan cansados por la mañana que en ocasiones se inventan enfermedades.
A nivel familiar debemos estar muy atentos a determinados signos. Aunque también es cierto que hay familias y familias y que las cosas no se pueden cambiar, si están yendo mal, de la noche a la mañana. Hay algo que se llama comunicación y los móviles están haciendo mucho daño. Volvemos a repetir lo de antes: Nuestros peques nos copiarán, así que empecemos por nosotros mismos, es decir, intentemos usar menos el celular porque además nos beneficiará. Hablemos más con nuestra pareja, disfrutemos de paseos, salgamos en familia sin el teléfono, no lo tengamos en la mesa mientras comemos.
¿Y qué podemos hacer con el sueño de nuestros preadolescentes y adolescentes, tanto si sospechamos que lo utilizan durante largas horas antes de dormir como si no? Pues quizá debamos invitarles con cariño a que lo dejen en algún cajón de la cocina antes de irse a dormir, pero no solo ellos, si no también nosotros. Lo bueno de todo esto si lo comenzamos a hacer durante el verano es que al inicio del curso escolar tendremos resultados positivos, en toda la familia, no solo en nuestros jóvenes hijos.
Realizando estos pequeños cambios en el hogar junto a cambios que creo que se deberían hacer el colegio, no me equivoco al decir que tendremos hijos y familias más felices. Es muy sencillo el cambio que pediría en los colegios. De hecho no es idea mía y ya ha comenzado a hacerse en algunos centros algo tan sencillo como no permitir el móvil durante toda la jornada. Mejoraremos la comunicación entre alumnos, habrá menos sedentarismo e incluso disminuirá el bullying.
Para cualquier tipo de atención médica, podéis contar con el equipo de Espacio Jorge el pediatra, por whatsapp: 667719202.
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