El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha protagonizado este viernes la marcha del Orgullo de Valencia, a la que ha acudido tras la polémica por las palabras de la alcaldesa, María José Catalá, utilizadas por la oposición para llamara homófoba y acusarla de equiparar la homosexualidad a una enfermedad.

«Lo que a la alcaldesa le salió el otro día, a muchos que nos hemos impregnado de valores y a los miembros del colectivo que lo hemos pasado mal, esas frases no nos salen», ha afirmado, según las declaraciones recogidas por Europa Press.

Para el ministro, ese «inconsciente» que ha demostrado la primera edil valenciana implica «lo mucho que todavía tenemos que pelear en la sociedad, en el sentido de seguir avanzando en educación y, evidentemente, no censurando libros o modos de vivir, sino todo lo contrario, siendo muy activistas».

El dirigente socialista se ha referido en estos términos sobre la explicación de Catalá sobre por qué no se coloca este año la bandera LGTBI en el balcón del Ayuntamiento. La alcaldesa del PP expuso que, desde noviembre, todas las pancartas se han sustituido por proyecciones en pantallas digitales, y enumeró que tampoco se cuelga «la del alzhéimer, la del ELA, la del cáncer».

Marlaska ha llamado al colectivo LGTBI a estar «con las defensas bien altas» porque, según ha advertido, «cualquier retroceso» en derechos «es posible» desde la llegada del PP y Vox a los gobiernos de varias autonomías en España. «Eso es una realidad, nunca les ha gustado el avance en los derechos», ha afirmado.

El ministro ha pedido «recordar bien claro» que el PP «recurrió la ley del matrimonio igualitario del Gobieno de José Luis Rodríguez Zapatero» y la norma «estuvo en el Tribunal Constitucional muchos años».

«Crecer en libertad»

Grande-Marlaska, como «activista LGTBI», ha insistido en que durante «una parte» de su vida no pudo ser «como quería ser», algo que, según ha afirmado, no le hizo «mejor persona». «Nos puede hacer a los que tuvimos esos momentos difíciles más fuertes», ha remarcado.

En esta línea, ha mostrado su deseo y voluntad de que la juventud actual «no tenga que estar peleando por ser como es» ni «tenga que dar más», sino que, «independientemente de su orientación sexual e identidad de género», los jóvenes puedan «realmente crecer en libertad y sin mayores esfuerzos».

«Eso va a hacer que tengamos una sociedad mejor, no una sociedad más fuerte, porque se puede ser mejor y fuerte, pero prefiero una sociedad mejor, más solidaria, más empática y donde no haya frustración. Porque cuando nos mandan a los armarios es cuando se genera frustración, y eso ya no lo vamos a dejar», ha finalizado.

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