Florencia es una ciudad bellísima donde prácticamente resulta imposible andar de tantos y tantos turistas que recorren las calles a cualquier hora del día. Para atravesar, por ejemplo, el famoso Puente Vecchio, casi hay que dar codazos como si se tratase de un velocista que busca la posición para disputar el esprint, algo que no se producirá en un Tour vestido de Giro hasta el lunes cuando los corredores luchen por la victoria en Turín.
La capital de la Toscana, la región de los monumentos, los vinos y los paisajes idílicos, se convertirá este sábado en la última salida del Tour desde el extranjero y hasta que Barcelona, en 2026, coja el testigo de la ciudad italiana puesto que el año que viene el nacimiento de la carrera se producirá en Lille, en el norte de Francia y cerca de los adoquines de la París-Roubaix.
El Grand Départ, ahora en la Toscana y en dos años en Cataluña, es un acontecimiento único, que reúne visitantes venidos de todas partes, aunque ciertamente Florencia no los necesita, que cierra la ciudad y, sobre todo, que la decora con los colores amarillos propios del Tour, que vende todo su arsenal de productos, aunque a los ciclistas, a los verdaderos protagonistas de la carrera, se les ve poco, porque por el centro florentino si andar ya es complicado, pedalear resulta una tarea de héroes.
Así que los corredores se quedaron en hoteles casi fortificados, todos a las afueras de la capital con carreteras cercanas para entrenar y pensar en la auténtica encerrona de inicio de carrera que el Tour y la organización italiana les ha preparado para el primer fin de semana, este sábado con llegada a Rímini y el domingo con meta en Bolonia.
Los héroes italianos
Seguramente que los campeones del Tour italianos homenajeados nunca se habrían imaginado, excepto Vincenzo Nibali, el único con vida, que un día la carrera que ellos ganaron se iniciaría en Italia; desde Ottavio Bottechia, asesinado por los fascistas en 1927, al ‘Tiburón del Estrecho’, el ya retirado Nibali, precedido por los triunfos de Gino Bartali, el ‘campeonísimo’ Fausto Coppi, Gastone Nencini, el gran Felice Gimondi y un ‘Pirata’ llamado Marco Pantani, nacido en Cesenatico de donde parte el domingo la segunda etapa.
Porque este sábado no está programada, ni mucho menos, una etapa de relax y llegada masiva a la vista, como ha sucedido casi siempre, excepto si se programaba una contrarreloj como debut del Tour. Hay la escalofriante cifra de 3.600 metros de desnivel positivo, en una ronda francesa con cara de Giro que descubrirá los Apeninos y pasará por la república de San Marino, donde se ubican los dos últimos de los siete puertos programados.
Por eso, todas las miradas se dirigen hacia una única persona, un Tadej Pogacar que anuncia que quiere hacer historia después de ganar el Giro con un triunfo en el Tour, un doblete que nadie consigue desde que lo hizo Pantani en 1998, en el peor año del ciclismo, con un pelotón que rodaba por un túnel rodeado de druidas y con la EPO (siglas afortunadamente ya en desuso) circulando por las venas. “He entrenado muy bien y mi forma es aún mejor que la que tenía en el Giro”, ha repetido en Florencia al recordar el triunfo en Roma de hace un mes.
Opiniones sobre Pogacar
Nadie descarta nada, ni siquiera que Pogacar intente en el Tour lo que no logró en el Giro, vestirse de líder el primer día (en la ronda italiana lo hizo al segundo y hasta el final) aunque corredores como Mathieu van der Poel traten de ponérselo difícil.
El viernes, Jonas Vingegaard llegó sonriente al Palacio Vecchio, de donde partió el carrusel de corredores que atravesó el centro de Florencia. Charlaba con Geraint Thomas. “Después de la caída en el País Vasco estar aquí ya es un premio”, dijo en una conferencia de prensa sin grandes frases ni titulares. “Si está aquí es porque su equipo cree que puede luchar por la victoria”, añadió este viernes Enric Mas, una de las estrellas españolas. “El UAE ya llevará el control en la primera etapa”, pronosticó Pello Bilbao. Así que ya todos pendientes desde el inicio de un Pogacar temido por su bravura y en todo el Tour conocido del uno al otro confín.