Florencia es una ciudad bellísima donde prácticamente resulta imposible andar de tantos y tantos turistas que recorren las calles a cualquier hora del día. Para atravesar, por ejemplo, el famoso Puente Vecchio, casi hay que dar codazos como si se tratase de un velocista que busca la posición para disputar el esprint, algo que no se producirá en un Tour vestido de Giro hasta el lunes cuando los corredores luchen por la victoria en Turín.

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