“La historia de una familia que se quiere mal”, así describe Dani de la Orden su última película, Casa en llamas (Casa en flames). Un híbrido entre comedia y tragedia que habla de Montse (Emma Vilarasau), una madre que va a pasar el fin de semana con su familia, a quien no ve desde hace tiempo, en su casa de la playa en la Costa Brava. Idílico si se lee así, incendiario una vez se conocen las tramas de los personajes.

El hijo, David (Enric Auquer), es un enamoradizo de manual que solo quiere dedicarse a la música y que su novia Marta (Macarena García), a la que lleva a la casa, le diga que le quiere. Júlia (María Rodríguez Soto) es la otra hija de Montse, quien ya ha formado su propia familia con su marido (José Pérez Ocaña) y sus dos hijas, y lo único que busca es huir de su propia vida. El padre de ambos y exmarido de Montse, Carlos (Alberto San Juan), también pasa el fin de semana con ellos. Él, y su nueva novia.

Con el guion de Eduard Solá y los si us plau en catalán que se intercalan con los por favor en castellano, Casa en Llamas pone como protagonista a una madre que ha renunciado a su vida para seguir siéndolo y cuyos hijos han crecido y ya no la necesitan. Y sobre todo, no la valoran.

«La figura de la madre por tendencia social y por el heteropatriarcado ha estado más dedicada al cuidado de la familia y los hijos. Y se da por hecho que el amor de una madre es incondicional y está ahí«, comenta el director de la cinta, Dani de la Orden, en una entrevista con El Independiente. «Y lo triste y lo bonito, y lo que cuenta la peli es que esas personas a las que les has dado ese cuidado, esa atención y ese cariño, hacen su vida. Y hay como una especie de: ‘¿Y todo este castillo de arena que he ido construyendo?, ¿dónde está mi recompensa?'».

Dar por hecho. Una vida por y para en la que la madre termina haciendo lo imposible ppara pasar un fin de semana con sus hijos. «Al final la peli habla de que la soledad genera monstruos y la tristeza te lleva por sitios donde tú no eres consciente de tus acciones moralmente cuestionables», resume su director.

Emma Vilarasau: «Se da por sentado que una mujer tiene que saber ser madre, y no tiene por qué»

Y a ese papel de la madre como elemento subordinado a la familia y no como una figura más de ella, se le suma el concepto «mala madre», recurrente durante toda la película. Por eso, la duda que surge es: ¿Hay más presión social sobre las mujeres para que sean buenas madres que sobre los hombres para que sean buenos padres?

«Un mal padre es uno que tiene que ser casi un criminal», dice José Pérez Ocaña. «Pero para ser mala madre simplemente basta con alguna cosa que se salga de lo normativo, o que tenga que ver con el deseo propio como mujer, o con la realización personal o profesional… Es la incompatibilidad con lo divino, tienen que ser la Virgen María». Una figura materna carente de necesidades que encarna la definición de amor incondicional a la que Casa en Llamas le pone un asterisco y añade un: o no.

«Se juega mucho la baza de que ser madre es una cosa instintiva, e instintivo igual es parir porque es algo animal», subraya Emma Vilarasau, la actriz que interpreta a Montse, la protagonista. «Se da por sentado que una mujer tiene que saber ser madre, y no tiene por qué«.

En la película se habla de buenas madres, malas madres, padres ausentes, e «hijos» en general. Pero a estos últimos también podemos ponerles calificativos, ya sean buenos o malos. «Normalmente de un mal hijo también se culpa a la madre. Y acabamos culpando a la madre de todo», dice Vilarasau. «‘Es que claro al pobre, lo educó mal, lo manipuló, lo mimó…’. Y dices: ‘Bueno, no sé. Tampoco todo es culpa de los padres'».

Y lo que se tiene gracias a ellos también hay que valorarlo. O, por lo menos, esa es una de las sensaciones con las que uno acaba cuando termina el film. «La gente que la ha ido viendo dice: ‘Cuando salgo quiero llamar corriendo a mi madre, quiero cuidarla, cuidar a mi familia, cuidar estos vínculos que son muy importantes'», comenta Macarena García.

Dani de la Orden: «Soy un tío que he sido victimista, narcisista, egoísta, desconsiderado… y enfatizo el pasado»

E igual que ocurre en Casa en Llamas, muchos de los personajes femeninos de otras películas de Dani de la Orden (Marina en Hasta que la boda nos separe, o Carla en Loco por ella) son mujeres con mucho carácter, rodeadas de hombres más mansos que ellas.

Y, aunque el director catalán admite que no es algo que haga de manera consciente, intenta encontrar un motivo: «A lo mejor como soy tío, y soy uno que he sido victimista, he sido narcisista, he sido egoísta, desconsiderado… y enfatizo el pasado. Pues al final no es cómo yo vea a la mujer, sino cómo me veo yo como hombre en muchos aspectos y, salvando las distancias, intentar sacar tajada de esos comportamientos que no quieres que se vuelvan a repetir pero de los que por lo menos puedes sacar provecho«.

Sea como fuere, los espectadores ya pueden disfrutar de Casa en Llamas desde este 28 de junio. «Es una película que es humana, todo el mundo o casi todo el mundo se va a ver reflejado en alguno de los personajes o en alguna de las situaciones», asegura José Pérez Ocaña. «El guion es muy sólido, le tendrán que dar un premio a Emma nada más estrenar la película… o sea que yo creo que vale mucho esta película. Y para nosotros hacerla ha sido un gustazo enorme». Y se nota.

Fuente