Sin bicicletas no hay paraíso y tampoco Tour de Francia. La imagen de Chris Froome -ausente este año y seguramente para siempre de la carrera- en el Ventoux corriendo con sus zapatillas y calas no es lo habitual. Ocurrió hace 8 años después de que una moto bloqueara a todos los favoritos. Al entonces jersey amarillo no se le ocurrió otra cosa que emular a Kilian Jornet y ponerse a trotar monte arriba como si no hubiese un mañana.

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