Drama nacional en la eliminada Ucrania y clasificación apática de Bélgica, que se medirá en octavos a Francia, tras una igualada sin goles. Ese fue el resultado del grupo donde todo quedó como al principio de la última jornada. El problema no estaba en Eslovaquia -que se cruzará con España- ni en Rumanía -líder-, sino en la incapacidad de la selección de Rebrov para ganar y compensar la losa de la diferencia de goles que arrastró desde la primera jornada. Dovbyk, máximo goleador de la Liga, cerró una pobre Eurocopa frente al cuadro de Tedesco malogrando un buen número de oportunidades. Bélgica, donde solo De Bruyne y Doku se rebelaron ante la mediocridad, tiene bastante margen de mejora si quiere llegar lejos en las eliminatorias por el título.
Lunin, otra vez suplente
Bélgica y Ucrania son fruto del mismo complejo. Durante años, el cuadro belga cargó con la pesada etiqueta de ser la revelación de la que se espera tanto que al final acaba por ser una decepción. En la Eurocopa 2024 el apelativo envenenado le tocó a Ucrania, que tiene la carga adicional de ser la representante de un país en guerra. Con Eslovaquia y Rumanía supuestamente compinchados en un grupo empatado a todo, a ucranianos y belgas solo les quedaba ir a la gresca.
Tedesco llevó a la titularidad a Trossard, mientras que Rebrov mantuvo a Lunin en la suplencia e introdujo a Yaremchuk, Mykolenko y Svatok. Para jugarse el pase a octavos, el seleccionador ucraniano, que mantiene un conflicto con sus estrellas, optó por el espíritu trabajador en el que no cabe el virtuosísimo de Mudryk. Dos puntas de amarillo para amenazar al conjunto que viste de Tintín.
La segunda equipación de Bélgica es tan preciosa como peligrosa, porque se corre el riesgo de terminar como Roberto Rastapopoulos, el antagonista de Tintín. Un papel que volvió a interpretar Lukaku, ‘pichichi’ en el desacierto. Lo más emocionante que sucedió en el arranque de este partido fue el gol de Eslovaquia que mojaba el ‘biscotto’.
Ucrania contra De Bruyne
Ucrania fio su arranque a los disparos lejanos frente un rival blando, donde solo Kevin De Bruyne combatió la monotonía. El del Manchester City estuvo a punto de sorprender a Trubin con una ingeniosa ejecución de falta. Eran dos propuestas opuestas, aunque igual de ineficaces. Una pasiva y otra pasada de revoluciones, que, con todo, resultaba más amenazante. Porque Bélgica cometía una y otra vez fallos en la salida de balón.
Los más entretenidos eran los que miraban de reojo al otro partido del grupo, donde Rumanía empató antes del descanso para dejar todo como al principio de la jornada final. Hasta que Matviienko se sacó un pase de la chistera con el que deshilachó el estático esquema belga. Shaparenko, de primeras, dejó a Yaremchuk solo, que no acertó a conectar con Dobkyk. Fue la mejor jugada del primer acto. Evidenció que Bélgica era vulnerable desde la movilidad y que Ucrania necesitaba pensar sus jugadas, no simplemente moverlas con ímpetu.
Dovbyk paga su ineficacia
La norma de la última jornada de la fase de grupos es dejar todo para la segunda parte. Sobre todo, las favoritas o que aspiran a serlo. Por eso no extrañó el cambio de Bélgica tras pasar por vestuarios. De Bruyne despertó a Doku, su compañero en el Manchester City, para convertir su banda en un tobogán de ocasiones ante una Ucrania que mostró pronto signos de fatiga. Lo aprovechó para dar un paso adelante la selección de Tedesco, quien se cansó de Trossard y Tielemans a la hora de juego para dar entrada a Carrasco y Mangala.
El ex del Atlético desesperó a De Bruyne en la primera jugada de peligro que tuvo, pero revolucionó su parcela. El grupo del empate se petrificaba en un duelo donde el que necesitaba ganar no podía. Dovbyk fue el fiel reflejo de la desesperación. El máximo goleador de la Liga, al que Rebrov mantuvo hasta el final, ha perdido valor con su actuación en la Eurocopa. El seleccionador ucraniano se la jugó con un triple cambio a 20 minutos para el final.
El encuentro llegó vivo al desenlace, con el conjunto del este formando con el mayor número posible de delanteros. Dentro de su conformismo, a Bélgica parecía bastarle el empate. La desconexión estuvo a punto de costarle caro. Casteels sacó sobre la línea un córner que a punto estuvo de ser gol olímpico. Tintín sobrevivió, aunque más por demérito del rival al que más le duele la eliminación de la Eurocopa.