El fundador de WikiLeaks Julian Assange ya vuela libre hacia Australia tras declararse culpable y aceptar cinco años de cárcel ante una jueza en las estadounidenses Islas Marianas. Pocos minutos después de las cinco de la mañana hora española, la web de seguimiento de aviones FlightRadar -que recomendó seguir la propia WikiLeaks- mostraba cómo un jet Bombardier Global 6000 con bandera de Malta partía de de Saipan con destino Canberra, donde el hacker debe llegar en unas seis horas.

«Parece que este caso termina aquí, conmigo y en Saipan», ha dicho la jueza Manglona mientras Assange asentía con la cabeza, según ha publicado The Guardian desde Australia. «Con esta declaración parece que podrás salir de este tribunal como un hombre libre. Espero que con esto se restaure cierta paz», ha añadido la magistrada después de sentenciarlo a un periodo de cárcel que Assange ya ha cumplido en Reino Unido. «No impongo ningún periodo de libertad condicional (…) sus 62 meses parecen un tiempo justo y razonable y proporcionado en comparación con el tiempo en prisión de la señora Manning», ha remarcado.

Assange no ha hecho declaraciones después de salir del tribunal donde ha llegado a un acuerdo con el Departamento de Justicia de Estados Unidos por el que se declara culpable de violar la Ley de Espionaje a cambio de su libertad, puesto que se considera que con los cinco años de cárcel que ha pasado en Reino Unido ya ha cumplido la sentencia. Este martes viajó desde Londres hasta las Islas Marianas -un territorio estadounidense al norte de Australia- con el único fin de cumplir con el trámite legal sin viajar hasta Washington.

Después de casi 14 años de cautiverio en Reino Unido, siete en la embajada ecuatoriana y los últimos cinco en prisión, termina un caso que ha tenido al mundo en vilo desde que Estados Unidos lo acusase de una de las mayores filtraciones de documentos clasificados de la historia del país, en la que reveló secretos de las guerras de Irak y de Afganistán.

«Julian sale del tribunal federal de Saipan como un hombre libre. No puedo parar de llorar», ha tuiteado Stella Assange en X, antes Twitter. La esposa de Assange ha pedido donaciones para cubrir el coste del jet en el que viajará a Australia, asegurando que no se le ha permitido utilizar un vuelo comercial y que necesitará fondos para cubrir financiar la recuperación de su estado de salud.

Stella Assange ya confirmó este martes que el acuerdo reconoce el tiempo que el australiano ya ha pasado en la cárcel, lo que implica que ya puede ser libre. El pacto no se había hecho público cuando se terminó de redactar este artículo. La mujer de Assange también reveló que su marido pedirá el perdón del presidente estadounidense, Joe Biden, la única persona que puede otorgarlo por violar la Ley de Espionaje del país.

«Tengo que reconocerles el mérito a todos aquellos que han estado pidiendo esto durante tanto tiempo… no habría sido posible sin ellos», ha insistido Gabriel Shipton, hermano de Assange, en televisión.

No llegó a ser condenado por ningún delito

Julian Assange estuvo refugiado en la Embajada ecuatoriana en Londres desde 2012, después de que la justicia británica pidiese su extradición a Suecia por delitos sexuales, hasta 2019, cuando se le expulsó a petición de EEUU, aunque su entrega no había llegado a producirse por las dudas de los jueces de Londres sobre si realmente recibiría un juicio justo en Estados Unidos. El hacker estaba acusado de violar la Ley de Espionaje, por filtrar decenas de miles de documentos relacionados con las guerras de Irak y Afganistán y datos de detenidos en Guantánamo.

Desde los inicios de WikiLeaks, Assange se definía como un Robin Hood digital que liberaba documentos de su cautividad, y en ese marco publicó detalles de matanzas en Kenia, la represión en China y presuntos escándalos financieros en Estados Unidos y Perú. Fue en 2010 cuando el fundador puso el foco en EEUU, lo que le llevaría a hacerse mundialmente conocido como un adalid de la transparencia y de la libertad de expresión.

Quienes lo apoyan lo ven como un valiente perro guardián del poder, pero sus críticos siempre han alertado de que sus fines no son tan puros como él proclamaba y que el daño que hacía a la seguridad de los países era mayor de la que cualquiera podía imaginar, además de acusarlo de estar relacionado con Rusia. Finalmente, el acusado decidió declararse culpable de un único delito de obtención y difusión de información clasificada y con ese fin el Departamento de Justicia estadounidense había pedido en una carta a una jueza de las Islas Marianas que aceptase el trato y lo sentenciase en el mismo día por petición expresa de las partes.

La noticia de la liberación de Assange provocó este lunes reacciones de todo tipo, que iban desde la alegría a la preocupación por que el australiano no haya tenido otra opción que declararse culpable después de años de exilio y en prisión. Pero sobre todo dio lugar a curiosas parejas de baile: a favor se mostraban integrantes de Podemos, conocidos defensores de la extrema derecha estadounidenses y miembros del Partido Republicano, y en contra se manifestaba el exvicepresidente de EEUU Mike Pence.

La ahora eurodiputada Irene Montero ha aplaudido la noticia pero lamentó que su persecución durante años no debería quedar en la impunidad, calificándola de «criminalización y persecución planificada desde las instituciones». La secretaria general de Podemos, Ione Belarra, ha tachado lo sucedido de «vergüenza antidemocrática» ya que «supone dar la espalda a quien denuncia la barbarie». De su lado, la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, cree que «nadie» debería pasar por lo que ha pasado Assange por ejercer la libertad de información.

«Un buen hombre, al fin libre. La marea está cambiando», ha tuiteado el expresentador de Fox News, conservador y alentador de teorías de la conspiración Tucker Carlson, que fue despedido de la cadena el año pasado después de que la empresa tuviese que pagar 700 millones de dólares en una demanda porque el periodista promovió las afirmaciones falsas de fraude electoral de Donald Trump. El exvicepresidente Mike Pence aseguró que Assange puso en peligro las vidas de las tropas de EEUU y que debería haber sido procesado con todas las de la ley. «El acuerdo de la Administración de Biden con Assange es un error judicial y una falta de respeto para los hombres y mujeres de nuestras Fuerzas Armadas», ha asegurado.

Al volver a casa, Assange se reunirá con su esposa Stella y con sus hijos, de cinco y siete años, a los que solo ha visto en prisión. Nadie sabe a qué se dedicará una vez recupere la salud.



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