La incertidumbre política desatada en Europa tras las elecciones al Parlamento Europeo está pasando factura al euro. La divisa comunitaria se deprecia un 0,3% frente al dólar, hasta 1,0682 billetes verdes. Y en medio de este escenario tan convulso, la respuesta de Banco Central Europeo (BCE) será clave.

«El mercado de divisas se está dando cuenta de un mayor riesgo político en Europa, del proteccionismo estadounidense y europeo, y de la divergencia en las políticas de los bancos centrales. Hay que prepararse para cambios tectónicos y esperar lo mejor», explica Axel Botte, jefe de estrategia de mercado de Ostrum AM (Natixis IM).

Tirando de hemeroteca, cabe destacar que el euro ha estado a menudo sometido a un riesgo político extremo. Las crisis soberana y bancaria de principios de la década de 2010 plantearon la cuestión de la ruptura de la unión monetaria. En 2018, el inesperado resultado de la coalición en las elecciones generales italianas pesó sobre la moneda única.

«El riesgo que se avecina no es el de una ruptura de la Unión Económica y Monetaria (UEM), pero no deja de ser significativo», remarca Botte.

Las elecciones anticipadas convocadas por el presidente Emmanuel Macron en Francia también han provocado un nuevo brote de volatilidad en el mercado de divisas en un entorno de calma tensa a la espera de cuál sea el resultado de la primera vuelta que se celebra este domingo.

«El par euro-dólar se desplomó brevemente por debajo del umbral de 1,07 dólares a los pocos días del anuncio. Además del dólar estadounidense, el franco suizo ha sido a menudo la moneda de refugio segura preferida en Europa. Ese sigue siendo el caso hoy en día. Es probable que la presión alcista resultante sobre el franco persista incluso cuando el BNS acaba de recortar los tipos de interés por segunda vez en 2024″, subrayan.

Con todo, los analistas esperan que el destino del euro dependa, en última instancia, de la respuesta política del BCE. Por ello, las declaraciones del gobernador del Banco de Finlandia y miembro del Consejo de Gobierno del organismo, Olli Rehn, quien cree que las expectativas del mercado de dos nuevos recortes de tipos este año parecían razonables, han afectado a la cotización de la divisa.

«Los comentarios fueron tomados como una muestra de apoyo a las perspectivas actuales sobre las tasas, con precios que fijan otros recortes del 0,45% antes de fin de año. Las expectativas se habían reducido un poco tras la reunión del BCE de junio. Si bien el banco recortó las tasas, Lagarde parecía menos comprometida con la idea de seguir un ritmo constante de flexibilización, diciendo que nuevos recortes dependerían de los datos», asevera James Harte de TickMill Group.

En términos de calendario, los operadores están considerando la posibilidad de un nuevo recorte en septiembre, con un recorte adicional en diciembre ya totalmente descontado.

«Si vemos que la inflación comienza a enfriarse a un ritmo más rápido, esto debería reforzar las expectativas de flexibilización del BCE a corto plazo, lo que pesaría sobre el euro. Sin embargo, si la inflación se mantiene estable en los niveles actuales o comienza a aumentar nuevamente, las proyecciones de flexibilización podrían retrasarse hacia finales de año y principios del próximo», agrega Harte.

«Algo tiene que ceder en los mercados de divisas. La fortaleza del dólar estadounidense ofrece un alto valor de acarreo y seguridad, pero la economía estadounidense exhibe desequilibrios en forma de déficits gemelos de magnitud significativa. La respuesta del BCE será clave. Todo lo anterior apunta a una fortaleza relativa continua del dólar hasta que algo se rompa», indica Botte.

EL YEN CAE CON FUERZA

El yen tampoco pasa por su mejor momento. El tipo de cambio del dólar ha llegado a alcanzar los 160,18 yenes por cada ‘billete verde’, por debajo de los 160,24 yenes del pasado 29 de abril, cuando registró su peor cruce frente al dólar desde abril de 1990.

«La debilidad del yen ha ido mucho más allá de lo que esperábamos nosotros y el consenso. El tipo de cambio efectivo real del yen todavía se encuentra entre un 25% y un 30% por debajo del promedio a largo plazo», afirma Botte.

La profunda infravaloración subyace a un consenso alcista sobre el yen que ha sido constantemente tomado por sorpresa por un Banco de Japón que se mueve lentamente. El impacto en los términos de intercambio cuando los precios de la energía se dispararon en 2022 nunca se corrigió con un endurecimiento monetario. Mientras tanto, otros bancos centrales subieron efectivamente los tipos de interés y aplicaron un endurecimiento cuantitativo.

Para el analista, «la inercia política del Banco de Japón convirtió al yen japonés en una moneda de financiación profunda para el carry trade global. La presión vendedora resultante fue tal que el yen ha perdido su estatus como refugio seguro global».

Pero podría haber luz al final del túnel para el yen japonés. «Los rendimientos de los bonos JGB a 10 años han subido al 1% y los tipos a corto plazo se sitúan en torno al 0%. Las tenencias de JGB son ahora mucho más atractivas para las instituciones japonesas que los bonos extranjeros, donde las curvas de rendimiento invertidas significan que la cobertura de divisas es bastante costosa», concluye Botte.

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