Hubo negacionistas del coronavirus y las vacunas. Y ahora han surgido los que rechazan la relación entre una sobreexposición al sol sin protección y el riesgo a desarrollar un cáncer de piel. Según las encuestas, los negacionistas de este fenómeno son el 26% de la población; algunos de ellos influencers o famosos con un gran número de seguidores en las redes sociales. El último ha sido el futbolista Marcos Llorente. En una de sus últimas publicaciones alardea de haber estado expuesto al sol durante cuatro horas -entre las 12 y las 16 horas- sin cremas fotoprotectoras ni gafas de sol; unas declaraciones por las que ha recibido críticas de algunos usuarios: «¿Cómo se te ocurre decirlo? Eso, lumbreras, díselo a las más de 1.000 personas que fallecen al año por melanoma». A lo que el deportista respondió: «Si crees que el cáncer de piel aparece por culpa del sol, eres el rey de los ignorantes».
«El problema de la exposición al sol es que el daño no es inmediato, sino que aparece con el paso de los años por las malformaciones del ADN», explica el doctor Onofre Sanmartín, Jefe de servicio de Dermatología del IVO. Pero las cifras reflejan la incidencia de la enfermedad. En el año 2023, en España, fallecieron 1.025 personas por melanoma cutáneo; en el mundo fueron 58.667. Y, con el paso de los años, disminuye la edad media de los nuevos casos. «El cáncer de piel no melanoma, que sería propio de la edad, se da cada vez más entre la gente joven«, asegura Sanmartín.
La incidencia suele ser mayor en territorios con largas horas de sol y en zonas más próximas a los trópicos. Sin embargo, hay «una relación entre la cantidad solar y el fototipo de piel», insiste Sanmartín. Por ejemplo, en países subsaharianos no es un problema porque la mayoría son de piel negra; pero, en Australia, sí lo es porque es una zona tropical poblada con gente proveniente del norte de Reino Unido, con pieles muy claras.
El cáncer no es el único riesgo de la sobreexposición descontrolada a los rayos ultravioleta; tiene otros efectos negativos. Uno de ellos es el envejecimiento de la piel temprano con la aparición de arrugas y manchas porque, según Sanmartín, es «una relación entre la cantidad de sol que entra y la que sale». El otro efecto pernicioso es una disminución del sistema inmunitario, con un riesgo mayor a contraer infecciones. A los pacientes oncológicos, se les suele recomendar evitar tomar el sol.
¿De qué modo nos podemos proteger del sol?
El mejor remedio frente al sol es protegerse. Bien cubriéndose la piel con ropa -hay tejidos pensados ex profeso para ello- o los ojos con gafas de sol homologadas; bien con fotoprotectores por vía oral o con bloqueadores solares, es decir, con cremas. «Hay una mayor conciencia de la importancia de protegerse frente al sol que hace unas décadas -, explica Eduardo Nagore, dermatólogo de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV)-. Pero se echa en falta de que se trabaje desde pequeños, como ocurre con el tabaco». Paradójicamente, a pesar de tener más información, los dos expertos coinciden en que las generaciones jóvenes son las más reacias a utilizar protectores solares, especialmente entre los 14 y los 25 años.
Pero, ¿se utiliza la crema solar correctamente? «Normalmente, nos ponemos menos crema de lo que deberíamos», reconoce Mª Luisa Bartomeu, farmacéutica y representante del Muy Ilustre Colegio Oficial de Farmacéuticos (Micof). En principio, el prospecto indica que se tendrían que utilizar cinco gramos por cada 10 cm² de superficie dérmica. «Si la gente lo hiciera así, un bote no duraría más de una semana y hay quien lo alarga hasta tres meses», concluye.
¿Qué significa el número de las cremas solares?
A la hora de comprarse una crema solar, el factor de protección es uno de los elementos más importantes. Pero, ¿a qué equivale realmente? «Significa la capacidad en la que se incrementa el tiempo que podemos estar al sol sin quemarnos«, indica Sanmartín. Por ejemplo: si a una persona se le enrojece la piel a los 10 minutos de estar expuesto al sol sin fotoprotección, una crema de factor 30 multiplica ese tiempo a 300 minutos. Al pasar ese tiempo, se debería volver a aplicar la crema nuevamente. Sin embargo, si no se impregna la cantidad de loción recomendada, el factor multiplicador disminuye. «Lo más aconsejable es aplicarse cada dos horas -, afirma Bertomeu- sin olvidarse de zonas vulnerables como la palma de los pies o detrás de las orejas».
El factor recomendado para cada persona depende del fototipo de piel. Hay seis niveles desde el pelirrojo con piel blanca hasta las negras. Sin embargo, Onofre recomienda el de protección 30 para la mayoría de personas, si se aplica de forma adecuada. No solo hay que aplicarse crema o protegerse del sol cuando se va a la playa o a la piscina, sino también en el día a día, sobre todo, si se va a estar expuesto al sol más de dos horas. «Por ejemplo, al conducir, las manos están muy expuestas al sol y la mayoría de gente no se acuerda de protegérselas», asegura Nagore.