La ciudad de Telde amaneció este lunes con todos los síntomas de los días grandes. El del silencio de una profunda duermevela, resaca de una agitada noche de fuego y verbena, y rota con las primeras luces del día con la diana floreada, rito imprescindible para alertar a la población de que después del mediodía sale a la plaza el patrono San Juan.

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