El cerebro, al igual que el resto del cuerpo, hay que entrenarlo a diario. Y es que, todo lo que hacemos en nuestro día a día, desde comer, dormir, razonar o enamorarnos, pasa por nuestro control cerebral. Ana Ibáñez, pionera en la aplicación de la tecnología de neurociencia al entrenamiento de la mente, enseña en su último libro, Sorprende a tu mente, cómo desarrollar el cerebro para influir sobre nuestra mente y nuestras capacidades.
“La mente y el dominio que tenemos sobre ella y sus capacidades hace que vivamos de una u otra manera, que seamos capaces de conseguir nuestros objetivos, que utilicemos nuestras capacidades”, explica a este diario.
Ingeniera superior química de profesión, y exnadadora profesional, subraya que para ella “la mente fue siempre muy importante. En la época en la que yo entrenaba semiprofesional en natación era muy consciente con el físico, podía hacer mucho con los entrenamientos físicos, pero que la diferencia lo marcaba la mente”
¿El cerebro es el gran desconocido?
De hecho a mí me gusta decir que se desconoce muchísimo más que lo que se conoce del cerebro y todos los que nos dedicamos a neurociencia lo sabemos.
Efectivamente, es el gran desconocido, pero una de las labores y de los objetivos que yo tengo es que dejemos de verlo como una caja negra con la que no podemos hacer nada y que sea tan compleja porque efectivamente, como parte de nuestro organismo, igual que somos capaces de cambiar nuestros músculos, si los entrenamos de una manera adecuada, podemos empezar a entrenar a nuestro cerebro y hacer cambios y pautas concretas que realmente nos modifican.
Aunque no sepamos muy bien qué es lo que está pasando dentro, pero vemos que hay resultados muy concretos cuando hacemos determinadas cosas.
¿Hacer ese cambio es una tarea complicada?
Cambiar el cerebro no es muy fácil, pero por supuesto no es imposible y no es tan difícil como se pensaba.
Yo llevo 16 años entrenando cerebros y lo que veo y cada vez me sorprende más es que la capacidad de cambio que tenemos es extraordinaria y que cuando hacemos las pautas adecuadas realmente vemos cambios bastante rápidos dentro de nuestra manera de sentir y de comportarnos. Podemos hacer que un cerebro que está produciendo frecuencias de estrés produzca otro tipo de frecuencias. Y en ese cambio de funcionar de una u otra manera, empiezas a ver que logras hacer cosas distintas. Te concentras de una manera distinta, bajas tu estrés en el día a día y eso lleva a que utilices mucho más de tu capacidad cerebral, e incluso empieces a dormir mejor.
¿Se puede engañar al cerebro para rendir más?
Sí se puede. Hay una parte del entrenamiento cerebral que está relacionada con el alto rendimiento. Es uno de los trabajos que yo hago muy activamente.
Y es tanto el alto rendimiento profesional como el alto rendimiento deportivo. Ambos buscan hacer algo que para nuestro cerebro es difícil hacer de manera natural, que es gastar muy poca energía para que pueda utilizar más esa energía sobrante en hacer cosas que están por encima de la media.
Entonces, ¿qué se hace cuando uno entrena para alto rendimiento? Pues enseñar al cerebro a que vayamos Estados que se llaman the flow cerebral, que es como un estado de fluir cerebral en el que lo que logramos es que nuestro cerebro automatice acciones concretas, como los movimientos deportivos, para que el cerebro no gaste esfuerzo en esto.
Y si eres muy perfeccionista… ¿El cerebro puede ser nuestro gran enemigo?
Cuando una persona es muy perfeccionista se siente muy pocas veces satisfecho con el trabajo hecho. Y esto, desde el punto de vista cerebral, es tremendamente desgastante porque le estás pasando a tu cerebro mensaje de no importa lo que hagas que nunca va a estar lo suficientemente bien.
Y es uno de los grandes agotadores mentales y cerebrales. El perfeccionismo es buenísimo para lograr grandes resultados. Tenemos que enseñar a estos cerebros a que sepan descansar del proteccionismo. Eso se logra una vez más entrenando frecuencias y se logra también obligándote a hacer cosas determinadas. Y hay frase que me gusta mucho, que está en el libro, que es: “las cosas buenas salen de mente esforzadas, pero lo brillante sale de mentes libres”.
En Sorprende tu mente dices que el estrés es bueno en según que momentos, ¿por qué le tenemos tanto miedo?
Hay una parte del estrés que es bueno. Es la capacidad que tenemos para llevar al organismo más allá de lo que normalmente hemos hecho. El estrés es la base para lograr cosas nuevas, de desarrollarnos… Y en ese sentido el estrés no solo es necesario, sino que es bueno. De hecho, nos rejuvenece el someter a nuestro sistema a un estrés controlado hace que nuestro sistema se regenere.
Desde la pandemia se han disparado los casos de ansiedad, ¿qué hace clic en nuestro cerebro para que esto ocurra?
La ansiedad es el cúmulo de estrés negativo. Muchas veces ha empezado con estrés positivo, pero como no le hemos puesto un límite en el tiempo, se ha convertido en negativo. Y es que no necesita que haya en ese momento nada, ningún elemento estresor y aun así te suba la ansiedad. Es decir, la ansiedad es como se vuelve un mecanismo cerebral en este caso que ocurre sin que tú lo estés llamando, sin que haya algo es como que se ha cronificado el estrés. La ansiedad hay que tratarla de una manera parecida al estrés, en cuanto que hay que tomar de nuevo perspectiva.
En el libro explico unas pautas para calmar la ansiedad. Al final, es tratar a nuestro cerebro como si en realidad fuera un niño que está teniendo una rabieta. Es una rabieta que nos sale de dentro, a nivel cerebral.
¿Las nuevas tecnologías han hecho que nuestro cerebro se “atonte”?
Las nuevas tecnologías están influyendo muchísimo en el cerebro y yo creo que tenemos que ser justos y decir que hay cosas que son positivas y cosas que son negativas.
Las positivas son que estamos viendo que existen cerebros que son mucho más multidisciplinares. Son capaces de cambiar de información más rápida, son más flexibles frente al cambio de información y además la pueden recibir de distintos medios. ¿Qué tiene de negativo? Pues que este cambio de atención tan rápido hace que se ejercite menos la atención sostenida y esto es un problema en el día a día, porque para hacer las cosas bien necesitamos dedicarle tiempo y poder atender de una manera concreta y en un tiempo sostenido, y esto las tecnologías van en contra.
Todavía no conocemos lo positivo de las nuevas tecnologías. Creo que es importante mantenernos muy cercano a lo que sigue siendo manual, tocar y leer, porque eso es lo que está ejercitando nuestra atención sostenida y poderlo combinar para encontrar el equilibrio.