Las emociones a flor de piel. La sangre latiendo como nunca. Los nervios, ya meridianamente templados, y la ilusión de un niño después de haberlo conseguido. Había logrado su propósito, su Córdoba CF ya era equipo de fútbol profesional. Con esa amalgama de sensaciones en el pecho, incluso alguna más, llegaba Kike Márquez a la sala de prensa de El Arcángel, satisfecho, con una chispa de humor y sumido en festejos tras la victoria blanquiverde frente al Barça Atlétic en la vuelta de la final de ascenso a Segunda División (2-1), que se cerró de la mejor forma imaginable. «Nos hubiera gustado ascender directamente, pero es la tercera vez que asciendo y, sufriendo de esta manera, sabe mejor. Esta manera es la ostia, increíble, nos lo merecemos. Hemos ido a todos los campos a ser el Córdoba CF reconocible que hemos mostrado durante todo el año. Este equipo ha demostrado que quiere, que puede. Hemos demostrado que hay un buen bloque, una plantilla enorme y un gran futuro por delante», afirmó.

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