Luka Modric se vio a punto de expirar y exhaló el último suspiro para agarrarse a la vida y seguir cultivando su leyenda por sí mismo. Falló un penalti, desviado por Gianluigi Donnarumma, tan grande, tan largo, y al cabo de un minuto, continuaba la jugada, y le remató a bocajarro después de que hubiera intervenido en otro rechace de Ante Budimir, que acababa de salir al campo, necesitada como estaba Croacia de un gol.

Fuente