El Pabellón de Aragón es uno de los edificios más icónicos que la Expo dejó como legado a todos los Zaragozanos. Su construcción supuso una inversión de casi 30 millones de euros, ocho más de los inicialmente presupuestados. Abrió sus puertas con la inauguración de la exposición internacional del agua y las cerró un 14 de septiembre de 2008. Desde entonces ha permanecido cerrado al público y es ahora cuando el Gobierno de Aragón, propietario de la construcción, se ha decidido a rescatar este emblema arquitectónico. EL PERIÓDICO ha tenido acceso al inmueble en el que la DGA pretende que se instale la futura Agencia Estatal de Salud Pública.

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