El paso atrás de Yolanda Díaz supuso un punto de inflexión en la configuración a la izquierda del PSOE: Sumar renunció a ser un paraguas que aglutinaba al resto de formaciones para admitir una nueva relación «en pie de igualdad» con los partidos aliados. Esta nueva etapa, que se abrió con el nombramiento de una coordinadora colegiada formada por cuatro personas, se visibilizará por primera vez con la imagen de los máximos responsables de Izquierda Unida, Más Madrid, los Comunes y Movimiento Sumar en la primera reunión de la mesa de partidos que prevé celebrarse en los próximos días.
Los malos resultados de las europeas y el fortísimo desgaste en las relaciones entre Díaz y el resto de organizaciones en los últimos meses llevaron a a que la gallega dimitiera de su máxima responsabilidad orgánica para centrarse en sus labores de Gobierno. En Sumar se esforzaron en acotar la salida al ámbito partidista con el objetivo de preservar el liderazgo de la dirigente gallega, que continúa como máxima representante del ala minoritaria del Gobierno de coalición, y a quien no descartan como eventual candidata a unas elecciones generales.
El intento de Sumar también tenía que ver con la íntima relación -algunos hablan de «dependencia»- que guarda el partido con su fundadora. Pero pese a su intento por mantenerla cómo su principal referente, el resto de aliados, empezando por IU, principal partido de ámbito nacional de la coalición, decretaron el comienzo de una «nueva etapa» donde el liderazgo de Díaz se limitaba al ámbito estrictamente institucional y donde Sumar sería «uno más», en lugar del actor central de la coalición. Esta última tesis fue después asumida por la nueva gestora nombrada para suplir a Díaz, que arrancó la semana pasada con el objetivo de poner en marcha la llamada mesa de partidos de manera «inmediata» para pasar página y echar a rodar una nueva era en la coalición. La idea era poder celebrarla antes del parón veraniego, para afrontar las vacaciones ya con los cimientos de esa nueva relación.
«Fotografía potente»
Una temporada que en Sumar quieren inaugurar con una «fotografía potente» con los máximos líderes de las principales organizaciones políticas, y en la que ya no estará la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, sino los nuevos responsables de la coordinación, donde Lara Hernández, secretaria de Organización, tiene un papel protagonista, acompañada por Elisabeth Duval, Txema Guijarro y Rosa Martínez.
Está previsto que acudan a la cita la ministra y líder de Más Madrid, Mónica García, la exalcaldesa de Barcelona y líder de los Comuns, Ada Colau, y el recién elegido coordinador federal de Izquierda Unida, Antonio Maíllo, que situó a la figura de Yolanda Díaz como un obstáculo para el entendimiento en la izquierda y a quien algunos en su partido ya ven como un líder emergente dentro de la coalición.
En los últimos días se han producido contactos con las distintas fuerzas para tratar de cerrar una fecha y que el encuentro se produzca en la próxima semana, pero la logística no es sencilla, teniendo en cuenta que tanto Colau como Maíllo deben trasladarse a Madrid para la reunión, y que la ministra de Sanidad también deberá cuadrar su agenda de Gobierno. Aunque este tipo de reuniones pueden hacerse por videoconferencia, se busca una imagen con todos los líderes políticos como un símbolo de esa nueva etapa. Una exigencia que puede obligar a posponer la reunión a la semana siguiente.
Compromís rechaza participar
Uno de los actores que no estará precisamente en esa ‘foto’ será Compromís, que ha manifestado por activa y por pasiva su rechazo a participar en ningún órgano más allá de su propia coalición, que a su vez integra a varias formaciones valencianistas. El partido liderado por Amparo Piquer siempre ha dejado clara su posición: la única relación que mantendría con otras organizaciones sería la de coalición electoral, que se negociaría para una de las citas con las urnas. Nada Más. Y esa es la posición que mantienen hacia la mesa de partidos.
Aunque la mesa de partidos está llamada a ser un espacio de encuentro entre organizaciones sin ninguna vinculación orgánica -después de que los aliados de Díaz rechazaran integrarse en la dirección de Movimiento Sumar-, para Compromís sí conlleva una implicación mayor de la que están dispuestos a asumir, al no ser un debate a nivel institucional -como puede ser el grupo parlamentario- ni electoral, donde hasta ahora mantenían una relación bilateral. En los últimos días han recibido peticiones a nivel informal por parte de otras fuerzas para que se unan a esa mesa de partidos, pero los intentos han sido en vano.