La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil ha logrado desmantelar una superestructura mafiosa, fruto de la alianza de los principales clanes internacionales, que pretendía convertir a España en el enclave logístico para introducir droga y distribuirla al resto de Europa. 

En esa alianza mafiosa participaban el supercártel de los Balcanes, la peligrosa ‘NDrangheta (mafia calabresa) y el Primer Comando de la Capital (PCC), el grupo más poderoso del crimen organizado de Brasil y de América del Sur en venta de droga.

El propósito de los delincuentes era hacer de España su punto logístico, lo que incluía un sistema de lanchas preparadas para trasladar la mercancía con base en las islas Canarias. España también sería lugar de encuentro y refugio para los capos de estas organizaciones.

Para almacenar la droga antes de trasladarla a nuestro país, ya tenían locales en Sierra Leona, Costa de Marfil y Marruecos.

La operación Adriática, llevada a cabo en una decena de países de forma simultánea, es la que ha permitido destruir esta estructura, extremadamente peligrosa, y detener a 40 criminales. Entre ellos Luciano Camporesi, dirigente de la ‘NDrangheta, en prisión en Italia; Kristijan Palic, en prisión en Turquía, pendiente de extraditar a España; y Radoje Zvicer, uno de los más peligrosos integrantes del cártel de los Balcanes.

A los investigadores les ha sorprendido el grado de interconexión que mantienen las grandes organizaciones internacionales del narcotráfico. 

Gracias a esta macrooperación, también se ha conseguido acreditar que el crimen organizado está abriendo nuevas vías para introducir la droga en Europa. Tras los seguimientos, los mensajes interceptados y las intervenciones telefónicas, la UCO ha podido trazar la llamada «ruta africana» del tráfico de drogas.


Una de las casas en las que han caído los narcotraficantes.

Guardia Civil

 

Esta mafia había consolidado sus tratos con los narcotraficantes brasileños del Primer Comando Capital. Uno de sus hombres permanecía en territorio brasileño buena parte del tiempo para cerrar los tratos. En Brasil conseguían la mercancía y con ella cruzaban el Atlántico.

Según recuerdan los investigadores a EL ESPAÑOL, «la mitad de la cocaína de Europa» la introducía el clan de los Balcanes, una de las organizaciones más sanguinarias y peligrosas del mundo. 

Los investigadores descubrieron que el siguiente paso eran las guarderías (lugares de almacenaje de la droga), situadas en países del Golfo de Guinea, una zona del mundo con una enorme inestabilidad.

Según los agentes de la UCO, ese recorrido desde la Costa de Brasil hasta países como Sierra Leona y Costa de Marfil -incluso también Marruecos- era una travesía de 8 días.  

El hombre del cártel centroeuropeo en Brasil era Christijan Palik, un intermediario con contactos en la élite del crimen organizado que se llevaba una comisión por cada transporte. Desde allí negociaba con el peligroso y agresivo PCC, para coordinar los envíos.

Después, una hilera de veleros cruzaba el mar, en dirección a África. Si era necesario, algún contacto en Cabo Verde podía ofrecer cobertura a las embarcaciones.

Veleros con destino África

Dada la convulsa situación que se vive desde hace años en muchas regiones africanas, la libertad de movimientos para los mafiosos balcánicos y sus socios era total y absoluta.

«En África hacen lo que quieren», señalan fuentes de la investigación a EL ESPAÑOL. Allí almacenaban la droga, hasta que los jefes daban la orden y un velero bajaba desde España o Portugal a recoger la mercancía, generalmente a algún punto del África subsahariana.

Parte del botín incautado por la UCO en esta macrooperación.


Parte del botín incautado por la UCO en esta macrooperación.

Guardia Civil

En las detenciones que dieron inicio a esta operación, los agentes localizaron un velero, Magic, que hizo «movimientos extraños» frente a la costa de Marruecos antes de viajar a Brasil. Era un viaje de ida y vuelta: hacia el país sudamericano, esta embarcación viajaba cargada de fardos de hachís. Allí los desembarcaría, intercambiándolos por cocaína.

Este método del trasvase es cada vez más común por parte del narco, y permite a Marruecos dar salida al hachís, del que es el principal productor del mundo.

La UCO descubrió que varios de los detenidos se instalaban en España, concretamente en Marbella (Málaga), y que desde allí controlaban las entradas de los veleros por las islas Canarias. Gracias a que la Guardia Civil ha podido interceptar y enlazar todas las comunicaciones telefónicas, se ha logrado trazar la cadena completa de órdenes en el seno de esta organización.

El supercártel de los Balcanes contaba con dos españoles que actuaban como intermediarios entre las mafias balcánicas y los lancheros que tenían las Canarias como base. Se trata de Aomar El Harrath, el jefe de esta facción canaria, que ahora se encuentra en prisión; y de Omar Carbayo Corral, el jefe de la organización de lancheros, que estaba un escalón por debajo.

El Harrath lleva en busca y captura desde 2021, y la Guardia Civil sospecha de Marruecos o de Dubái como países que estarían logrando ocultarle. 

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