Portugal ha dado un baño a Turquía con un contundente 0-3. Los otomanos han sido incapaces de resistir al yugo portugués, que pone a los lusos en octavos de final como líderes de grupo a falta de un partido.

El ímpetu turco dio vida al partido nada más comenzar. La intensidad de los de Vincenzo Montella aplacó el dominio portugués, que después de remontar a República Checa en el debut tenían en su mano poner tierra de por medio en el grupo y llegar a la última jornada con todo decidido.

La primera gran ocasión cayó para Turquía. Una salida con velocidad y un centro al corazón del área estuvo a punto de poner en aprietos a Diego Costa, pero el remate turco no encontró portería.

Portugal ganó peso en el choque y, con sus peloteros como protagonistas, tomó el mando en Dortmund. De lado a lado en busca de la profundidad, los de Roberto Martínez encontraron el agujero en el perfil zurdo. Rafael Leao y Nuno Mendes combinaron hasta línea de fondo y el lateral dio el siempre peligroso pase atrás. Bernardo Silva llegó a la zona de los goles y correspondió la asistencia para poner el 0-1.

El gol sentó muy bien a Portugal, cuyo control fue a más con el paso de los minutos. El golpe desconcertó a Turquía, que en mitad del caos protagonizó una de las jugadas más extrañas de la Eurocopa. Akaydín recuperó el balón tras la falta de entendimiento entre Cancelo y Cristiano y, sin ser presionado, retrasó al portero sin mirar. El pase superó al meta y se introdujo en la portería, insólito 0-2.

La desventaja de dos tantos espoleó a Turquía. Los de Montella subieron las líneas, algo que no inquietaba a Portugal, que ahora disfrutaría de más espacios.

El guion no cambió tras el descanso, solo hizo que escribirse cada vez más a favor de los intereses de Portugal, que junto a España y Alemania es una de las selecciones que mejores sensaciones han transmitido.

De un lado a otro, con toda la calidad que acumulan los Bernardo Silva, Vitinha, Cristiano Ronaldo y compañía, Portugal caminó con calma hasta el 0-3.

Cristiano, que estuvo especialmente generoso, regaló el tanto a Bruno Fernandes, que solo tuvo que empujar el balón para festejar su primer tanto en la Euro y abrazar al ídolo portugués.

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