Si una mascletà puede calificarse como divertida, la de este sábado en Alicante, a cargo de la pirotecnia valenciana Tamarit, sería un buen ejemplo. Y todo gracias a un disparo variado, en el que se recurrieron a buena parte de los efectos disponibles para hacer más que amenos los 5 minutos y 36 segundos de duración del espectáculo pirotécnico. Nada que ver con el que la pirotecnia de Alfarrasí lanzó en el arranque de estas Hogueras, que no fue más que una exhibición para no tener que acortar el ciclo ante la falta de empresas dispuestas a lanzar desde Luceros este año. Puede que no sea tampoco el mejor disparo del concurso, pero no aburrió en ningún momento. Y no es poco. Fue un no parar. Hubo de todo: digital, colores, heterogéneas fases aéreas, un largo y potente terremoto terrestre y un digno bombardeo definitivo aéreo. Una mascletà como toca en un 22 de junio en Alicante.
Eso sí, todo empezó con la tradicional traca valenciana. Y hasta ahí lo habitual, lo de todos los días. Enseguida entró una sucesión de efectos aéreos, acompañados de pasadas digitales que metieron de lleno en el disparo a las miles de personas congregadas en torno a Luceros, en el inicio de un largo fin de semana que promete una marea de alicantinos y visitantes por las calles de la ciudad. No hubo tiempo de aclimatación a la mascletà.
En esa fase inicial tampoco faltó el humo ni los colores. Así ya tenían en el bolsillo a buena parte del público, al sumarse el siempre aplaudido digital. Ya faltaba agradar a los que reclaman algo más.
Las retenciones terrestres, seis en total, arrancaron pronto, en ese frenesí de cambios de ritmos y alturas, antes de que el reloj llegara a los dos minutos, más pronto de lo normal. Y se cumplió de sobra con lo exigible: yendo de menos a más, con un tramo final potente antes de dar paso al terremoto, lo que determina la nota real de una mascletà.
Diseñada en doble piso, lo que da esperanzas de inicio, fue intenso, largo, aunque sin llegar al éxtasis. Para eso faltó. Unos quince segundos de hacer temblar Luceros, antes de que las miradas se fueran al cielo, con hueco para el recurso del día: lo digital. Y ese examen también Tamarit lo superó con suficiencia. Un disparo frenético que entró en concurso con cierto margen, superando en seis segundos el tiempo mínimo exigido, tras quemar 148 kilos de pólvora y alcanzar un pico máximo de 125 decibelios, por debajo del tope que por ahora lo conserva Ferrández, de Redován.
La victoria, por ahora, se la disputan Tamarit y Ferrández, aunque quedan dos pesos pesados: Mediterráneo, protagonista indiscutible de las Fallas de Valencia con la que dicen la mascletà más potente de la historia, y Hermanos Ferrández, que dominan con mano de hierro el concurso de Hogueras con seis victorias en los últimos nueve años.
Faltan dos
Las mascletás de Luceros encaran su recta final, a la espera de las dos últimas propuestas, que se espera que no sean dos más. El concurso oficial arrancó el miércoles con Coeters Dragón (Villena). El jueves fue el turno de Pirotecnia Ferrández, de Redován, uno de los favoritos para el público alicantino, que exhibieron su buena sintonía con la ciudad. Después del disparo del viernes, el fin de semana empezó este sábado con Tamarit y este domingo llegará una de las mascletás más esperadas del concurso, la de Fuegos Artificiales del Mediterráneo (de Vilamarxant). Y es que los valencianos fueron los protagonistas de este año en Fallas con una mascletà histórica: la más potente que se recordaba en la capital del Túria. El concurso lo cerrarán Hermanos Ferrández, alicantinos con sede Beniel, que el pasado año arrasaron con su mascletà en Luceros.
Para aspirar a la victoria, los dos aspirantes que quedan todavía por disparar deben ofrecer una alternativa con una duración mínima de 5 minutos y 30 segundos sin contar los truenos de aviso, mientras que la duración máxima será de 7 minutos. Por ahora, todas las mascletás han cumplido las bases.
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