En la Edad Media y en el Siglo de Oro, ya existían ganaderías de toros bravos; pero fue a finales del siglo XVIII cuando surgen las ganaderías bravas propiamente dichas en el sentido actual de la palabra. Implican una solución ardua y muy difícil que hacen posible las corridas de toros modernas con vistas a la lidia. Las diferentes castas, descienden tradicionalmente de las fundacionales como son: Navarra, Vistahermosa, Vazqueña y Cabrera fundamentalmente. En la actualidad predomina el encaste Domech. La Unión de Criadores de Toros de Lidia, como asociación fue fundada en 1905 y es la más antigua junto con la Asociación de Ganaderos de Toros de Lidia. Fue entonces cuando se comenzaron a aplicar técnicas para la reproducción y mejora del toro de lidia. Existen dos ganaderías primigenias hace más de 200 años estás son: la de José Vázquez (1788) y la de Juan Pedro Domech (1790).
Los toros bravos se crían fundamentalmente en las dehesas del oeste y sur de la península; Conviven con la fauna autóctona como son ciervos, jabalíes, cerdos ibéricos, ganado morucho (media casta) y manso. Está poblada sobre todo de encinares; suele ser pobre en lluvias, solo llueve en otoño y primavera, lo que hace mucho mas importante la presencia tanto del toro bravo como de otras especies autóctonas, que contribuyen a evitar la erosión del suelo. La dehesa exige grandes extensiones de terreno y un elevado coste para alimentar el ganado, que hay que complementar con pienso y forraje debido a la falta de lluvias; además existe una dificultad añadida para manejarlo y cuidarlo sanitariamente. Las dehesas dedicadas a la cría de toros bravos, ocupan una extensión que sobrepasa las 500.000 hectáreas, lo que supone el 20% del total. En estás grandes extensiones existen más de 1000 ganaderías, cada una con sus peculiaridades y encastes.
El campo salmantino ha dado muy buenas ganaderías; Julio Pérez Tabernero es un ejemplo en la cría de buenos toros de lidia desde 1895. En 1911 don Alipio Pérez Tabernero, repartió la vacada entre sus hijos; ahora sus bisnietos continúan criando toros bravos. Originalmente, los toros procedían de vacas de Veragua y Miura; actualmente el encaste que predomina es el Santa Coloma. En la actualidad Pastan en la dehesa salmantina 152 ganaderías. En Extremadura hay también muy buenas ganaderías; Victorino Martín tiene parte de la vacada en esta zona; la otra parte pasta en Galapagar; el encaste de los Victorinos es Albaserrada.
En Andalucía, en la provincia de Sevilla, Pastan los toros de Juan Pedro Domech; tristemente fallecido en accidente de automóvil en el 2011. Le ha sucedido su hijo Juan Pedro Domech Morenes, que actualmente regenta la ganadería. Otra finca singular situada en Medina Sidonia es «Los Alburejos «, de 600 hectáreas de extensión, propiedad de Álvaro Domech Diez; el que fuera gran rejoneador, fallecido en el año 2005 a los 88 años. Don Álvaro Domech, se ha dedicado a la cría de toros y caballos de pura raza española. Estos son algunos ejemplos de ganaderías singulares que pastan en las dehesas del oeste y sur de la península.
Hace muchos años, acudía regularmente con mis hermanos y mi tío Agustín Hidalgo, médico, por entonces director del Sanatorio de Toreros, a la finca de los Hermanos Huertas; ganaderos de reses bravas en el campo extremeño; en alguna ocasión nos acompañaba Antonio Bienvenida muy amigo de mí tío. Se tentaban becerras de dos años. El ganadero observaba y tomaba nota de las reacciones de la becerra. Como acudía al caballo, si repetía, si no salía suelta, y su fijeza en el peto del caballo; también se tenía en cuenta la configuración de la res etc. Después el ganadero daba permiso para que un profesional la torease. Esta parte era muy importante, se tenía en cuenta como humillaba, si repetía en la muleta, si no salía suelta, si no manseaba. Cuando la vaca salía buena, se la apartaba para ser madre. La tienta es una labor de campo fundamental. Algunos ganaderos tientan machos erales (dos años), para probar el futuro semental; en los dos bandos hay autoridades. El trabajo que supone la selección, es largo y complejo, científicamente estudiado y contrastado durante generaciones. El ganadero puede o no acertar en la selección, de eso depende el futuro del hierro. Está claro que la dehesa es como apunte, el ecosistema fundamental para el sostenimiento de las ganaderías, que ha contribuido a la cría del toro bravo en los últimos doscientos años. No me extiendo más: si se quiere conocer el tema en profundidad, puede consultarse entre otras, tres obras maestras fundamentales: Los Toros, obra completa de José María de Cossio de la editorial Espasa. La Edad de Oro del Toreo, de Gregorio Corrochano, periodista y ensayista y por último, El Arte del Toreo, enciclopedia práctica de Andrés Amorós.
Agustín Hidalgo.