La compañía es energética. Pero en realidad es hija de la crisis inmobiliaria. El histórico pinchazo de la burbuja del ladrillo y el parón casi total de la obra civil por la gran crisis financiera dejaba a unos jóvenes recién licenciados en Granada en Ingeniería de Caminos con pocas oportunidades de trabajo en España. Tenían ofertas laborales en Alemania y Francia, pero ninguno quería irse. Así que aprovecharon la idea de sus trabajos de fin de carrera (basados en utilizar la energía fotovoltaica para bombear agua) para fundar una pequeña empresa de energías renovables. Era 2011, y desde entonces la andadura de Greening Group ha sufrido y disfrutado todos los vaivenes de un sector que las ha visto de todos los colores desde entonces.
“Hemos vivido de todo en estos 13 años”, cuenta Ignacio Salcedo, consejero delegado y uno de aquellos jóvenes fundadores de Greening Group junto a Antonio Palacio y Manuel Mateos. “Me acuerdo de llorar con el impuesto al sol. De llorar de rabia, porque llegó justo cuando empezábamos a ganar un poquito de dinero”, explica sobre el peaje específico que impuso el Gobierno de Mariano Rajoy en 2015 al autoconsumo y que supuso un frenazo total de un negocio entonces incipiente. “Hemos visto de todo: el impuesto al sol, la caída de las subvenciones a la fotovoltaica, los continuos cambios regulatorios, el ‘boom’ de 2022… Ahora estamos en un momento feliz. Para el sector renovable global y también para Greening”, resume. Y es que la compañía acumula varios años de fuerte crecimiento y sus previsiones ahora pasan por disparar aún más rápidamente su expansión en los próximos años.
Greening Group -que cubre toda la cadena de valor verde encargándose de construir plantas renovables y de autoconsumo, generar electricidad y comercializarla directamente- lanzó un plan estratégico hasta 2025 y cuyos previsiones ya desbordó claramente en su primer año de vigencia. El año pasado ya colocó ventas y rentabilidad por encima de sus estimaciones, Greening alcanzó unos ingresos de 100 millones, más del doble en un año, y un resultado bruto de explotación (ebitda) de 10 millones, más del triple. El resultado es que la compañía ha reaccionado diseñando un nuevo plan estratégico hasta 2026 con el que vuelve a disparar sus objetivos, con la aspiración de alcanzar al final del periodo unos ingresos 420 millones (el cuádruple en tres años) y un ebitda de 70 millones (siete veces más).
“No sólo vamos a cumplir los nuevos objetivos mejorados. Los vamos a volver a superar”, advierte Salcedo, que se muestra totalmente convencido de que las previsiones volverán a quedarse cortas en los próximos ejercicios. La compañía cotiza desde el año pasado en el índice BME Growth (el antiguo Mercado Alternativo Bursátil, MAB) y su máximo ejecutivo dice haber aprendido que estando en bolsa “crear expectativas por encima de lo que puedes cumplir no es bueno”, así que “el nuevo plan estratégico es conservador para poder batirlo”.
Más expansión internacional
España se ha embarcado en los últimos años en un despliegue masivo de nuevas plantas renovables. Un auténtico boom que en los últimos meses se ha visto relativamente empañado por las incertidumbres en torno a la viabilidad de algunas empresas de energías verdes. Una zozobra de la que Greening se siente al margen gracias a su modelo de diversificación múltiple: diversificación en negocios (construcción plantas, generación de electricidad y comercialización de energía), en tecnologías (la gran apuesta es la solar, pero también trabaja la eólica, las baterías y va a arrancar con las plantas de biometano) y geográfica (está presente en seis países, España ya sólo pesa un 20% en el total de ingresos y bajando, y la apuesta es por crecer sobre todo en Estados Unidos y México, y en Europa, especialmente en Italia, pero también en Alemania y Francia).
“Desde el principio nuestro objetivo fue diversificar en mercados y en líneas de negocio. Puede sufrir un sector, una tecnología o un país, pero estando apoyados en esa diversificación la verdad es que vemos que nuestro futuro es apasionante”, dice Salcedo, que no sólo ve la amplitud de negocios en que ya está presente y la internacionalización como claves de su escudo presente frente a los vaivenes del sector, sino que anticipa que serán los pilares de toda la expansión que esta por venir.
Los planes de Greening pasan por impulsar su crecimiento elevando su cartera desde los 174 megavatios (MW) de potencia renovable con que cerró el año pasado hasta los 800 MW en plantas verdes en construcción o en operación en 2026, con un plan de inversiones de 600 millones de euros para conseguirlo y con el foco puesto en disparar su expansión internacional.
“El crecimiento estará muy focalizado en energía solar y muy centrado fuera de España (…) No es que pensemos que España es un mal país para invertir, porque aquí sigue habiendo mucho negocio y queda mucho por hacer. Pero es que el resto de países en que estamos son tan grandes, se puede crecer tanto… Sólo el potencial de Texas se come todo el de España”, resume el consejero delegado, que, no obstante, sigue reivindicando la ciudad de Granada como “origen y corazón” de la compañía. “Nacimos en Granada y allí tenemos nuestro gran hub técnico. Allí hacemos los proyectos para todo el mundo”.
Aunque el crecimiento tendrá las plantas fotovoltaicas como pilar fundamental, la compañía también pretende potencial su entrada en la eólica mediante parques híbridos (que combinen molinos y paneles solares), el negocio del almacenamiento mediante baterías y también la construcción de plantas de biometano. Greening cuenta ya con 20 proyectos en cartera para levantar instalaciones de biometano -un gas renovable que impulsa la economía circular reaprovechando residuos para su generación-, con inversiones previstas de entre 20 y 30 millones en tres años, y con el objetivo de tener dos plantas listas para iniciar su construcción este mismo año.
Otro salto en bolsa… ¿en 2025?
El grupo se ve con músculo financiero suficiente para costear todo su esfuerzo inversor con el flujo de ingresos que genere el negocio en el próximo trienio y con un plan de rotación de activos (bautizado como Proyecto Escipión) para desprenderse de unos 450 MW de su cartera de proyectos actual -que asciende a casi 7.000 MW- para obtener unas plusvalías de más de 100 millones de euros. Greening ejecutó una ampliación de capital con la que obtuvo 23 millones de euros para estrenarse como empresa cotizada del BME Growth.
Aunque Salcedo insiste en que la compañía no necesita capital extra ni nuevos socios para financiar el crecimiento (tiene en su accionariado el brazo de capital riesgo de Banco Sabadell con un 10%), sí reconoce que se trabaja en una nueva ampliación de capital meramente instrumental para cumplir con los requerimientos para dar un nuevo salto en bolsa. Entre los planes de la compañía se contempla dar un paso bursátil más y pasar a cotizar en el Mercado Continuo para lo que deberá ampliar capital para contar con un free float del 25% (ahora está en el entorno del 16%). “Tenemos la expectativa de saltar al Mercado Continuo. Nos gustaría hacerlo en 2025”, dice el consejero delegado. “Ejecutaríamos una ampliación de capital para cumplir las exigencias del Continuo, no por necesidad para financiar el plan estratégico”.