«Oviedo es más que el Real Oviedo». Hay muchos jugadores a los que, tras vestir de azul, la huella que Vetusta deja en ellos cala de por vida en sus corazones. Es el caso de Roberto «Tito» Pompei (Buenos Aires, 1970), aquel rizoso de zurda exquisita dueño de la banda izquierda oviedista durante tres temporadas (1997-2000). Cambió las botas por la pizarra y ejerció de segundo entrenador del Boca Juniors, con el que fue campeón dos veces consecutivas. El centrocampista argentino fue, es y será, un enamorado de Oviedo, incluido en club en el que se «hinchó a meter goles», y que podría ascender este domingo a Primera División, algo que Pompei espera «con muchos nervios».
-Creo que está usted al borde de la parada cardiorrespiratoria.
-Estoy muy nervioso y tengo muchas ganas de que llegue mañana. Tengo una aplicación en la que veo todos los canales del mundo. Así que llevo siguiendo todo el año al Oviedo. Una temporada en la que el Oviedo tiene una plantilla buena, pero el mensaje que ha enviado el entrenador ha calado. Más allá de haber perdido algún partido y sufrido muchos arbitrajes polémicos, inclusive contra el Espanyol, siempre se ha mantenido dentro de la competición.
-Tiene un compatriota dentro.
-Colombatto, sí. Muy bueno. En los últimos partidos no pudo brillar mucho. Fueron partidos muy abiertos que no le benefician. Es enorme a pelota parada.
-Usted jugó en un Oviedo que peleaba de tú a tú con los grandes. ¿Encuentra diferencias con el club actual?
-La gran diferencia está en la categoría. Nosotros enfrentábamos a rivales que eran súper estrellas. Pero esta es una muy buena plantilla y más con la fruta del postre, con Cazorla, que es un jugador que juega a otra cosa. A él no le hace falta correr. Tiene conceptos de jugador de otra línea y una inteligencia brutal. Saca los córneres a dos piernas y eso hay pocos jugadores que lo puedan hacer.
-¿Echa de menos las calles de la capital asturiana?
-Volví después de diecisiete años, pero hace tiempo que no vuelvo porque empecé a trabajar en Boca. El Real Oviedo es mucho más para mí que un equipo en el que haya jugado, significa mucho más. Recuerdo los momentos que pasé allí con mi familia. Mi exmujer estaba embarazada allí, mi hijo se formó dentro de la panza allí. Fueron tres años profesionales muy buenos para mí, tuve una gran relación con la gente… Oviedo es mi lugar en el mundo.
-Su fichaje hizo que alguno se atragantase (para bien) con el café al leer el periódico del día.
-Estaba en Boca. El año anterior habían contratado al Negro Gamboa y Eugenio Prieto viajó para verme jugar. Estaba de gira en Tailandia con Boca y recuerdo que el Oviedo jugaba un partido en Las Palmas para quedarse en Primera División. Mi representante me dijo que el Oviedo me había fichado. Mi otra opción era el Mónaco, pero no salió. Tenía 27 años y ansias de jugar en Europa. Lo que no sabía es que estaba viajando al mejor lugar del mundo. Metí gol en mi primer partido en el Tartiere contra el América de Cali. Ese año marqué nueve goles, que, para mí, que era un pasador, fue una marca histórica, me hinché.
-¿Cree que es el año?
-Hubo un año que previo a un derbi que el Oviedo tenía posibilidades. Yo como cualquier hincha quería que ascendiese, pero no teníamos una base firme y podríamos haber sido un equipo ascensor. Hoy en día, el equipo, que tenía problemas económicos, está firme con el Grupo Pachuca. Ya había empezado ese camino el Grupo Carso. Pero ahora podemos pelear el mantenerse en Primera.
El Grupo Pachuca ha cimentado una base firme en un club que tenía problemas económicos
-¿Mantiene relación con sus compañeros?
-Me llevo mucho con Esteban. Hablo con el Chino Losada, con Berto… Siempre porque es un lugar donde lo pasé muy bien, desde lo profesional a lo personal. Cuando yo llegué, el bichito azul me lo transmitieron Tensi, Vili y Berto, que era mi capitán y es el jugador que más partidos jugó de azul. Sé que después tuvo polémicas, pero es muy difícil juzgar sin saber los motivos por los que alguien toma una decisión. Yo nunca dudé y la mayoría no dudó de lo que Berto siente por el club. Para mí esos tres me enseñaron a querer al Oviedo más allá de la camiseta.
-¿Y con el presi?
-Eugenio siempre me invita a comer. Para mí es muy importante. Me puso el apodo de alcalde porque decía que yo no me marcharía de allí nunca. «Vas a ser alcalde de la ciudad», me decía. La gente va pasando, pero yo nunca valoré a las personas por como estaban posicionadas. Son personas que me hacían bien, aunque la opinión pública no piense lo mismo.
-Ahora está sin equipo. ¿Le gustaría entrenar al Oviedo?
-Por supuesto. Siempre lo digo. Cuando pasas por un club que te deja lo que te deja el Oviedo siempre tienes la ilusión de volver para devolver algo de lo que te dieron. Sé que volveré a vivir, ya sea de entrenador o de churrero, pero es un lugar en el que estoy seguro que terminaré.
-¿Qué pasará mañana?
-No soy mucho de predicciones, pero como todo hincha tengo la ilusión de que se pueda lograr el ascenso. Esperemos que lo puedan hacer de la mejor manera y que se logre el objetivo que hace tantos años lleva persiguiendo el club.
Suscríbete para seguir leyendo