Qué incomodidad y qué torpeza la de Unai Simón, el otro día en rueda de prensa de la selección española. Le preguntaron por las palabras de Mbappé en Francia, pidiendo a los aficionados que votaran contra la ultraderecha. La respuesta era muy fácil, solo había que decir que le parecía bien, o incluso, si no quería mojarse, hacer una defensa del derecho a voto, de la lucha contra el racismo y todas esas cuestiones que tan a menudo se defienden en los estadios. En cambio, el pobre chico balbuceó que solo era jugador de fútbol y él se dedicaba a hablar de temas deportivos, que no le preguntaran por política.

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