Qué incomodidad y qué torpeza la de Unai Simón, el otro día en rueda de prensa de la selección española. Le preguntaron por las palabras de Mbappé en Francia, pidiendo a los aficionados que votaran contra la ultraderecha. La respuesta era muy fácil, solo había que decir que le parecía bien, o incluso, si no quería mojarse, hacer una defensa del derecho a voto, de la lucha contra el racismo y todas esas cuestiones que tan a menudo se defienden en los estadios. En cambio, el pobre chico balbuceó que solo era jugador de fútbol y él se dedicaba a hablar de temas deportivos, que no le preguntaran por política.
Pero es que en realidad nadie le pedía un mitin, ni tampoco que contara sus preferencias como vasco —un tema espinoso sobre el que algunos de sus compañeros hablan sin embudos—, sino que simplemente respondiera como ciudadano. Si Mariano Rajoy se atreve a escribir artículos de fútbol, el guardameta de la selección bien podía defender algo tan básico como la democracia frente a la amenaza de la ultraderecha. Y además en un contexto como la Eurocopa y viniendo de unas elecciones europeas que han dibujado un ascenso temible del fascismo.
La situación me hace pensar que, en el fondo, el espíritu europeísta en el torneo es escaso, por no decir nulo. La inauguración en Múnich fue muy colorista, pero superficial en este sentido, y a la UEFA solo le interesa el negocio del fútbol en La idea de Europa, George Steiner escribió que el continente está unido por los trenes rápidos y la cultura de los cafés, y además el viajero siempre puede ver el campanario del próximo pueblo.
Quien dice campanario, dice campo de fútbol, y acaso estos días el reflejo multicultural de la Europa actual se percibe sobre todo en las gradas. Por algo se celebra en Alemania, el país con una política de acogida más abierta. Era impresionante, por ejemplo, ver como dominaba el rojo y el negro de la afición albanesa en el partido contra a Italia, o como la turca animaba por miles ante Georgia. Por cierto: de los 24 países clasificados para la Eurocopa, un tercio no forman parte de la Unión Europea.
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