Aunque los hombres no sean invulnerables, ni las mujeres incapaces de ejercer la violencia, son estas las que soportan un «desproporcionado mayor riesgo a ser asesinadas». Esa es una de las conclusiones principales que se extrae de un informe con información sobre las sentencias dictadas por las Audiencias Provinciales en 2021 y 2022, todas ellas por delitos de asesinato y homicidio cometidos en el ámbito de la violencia de género y de la violencia doméstica.
El Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género lo ha dado a conocer este jueves. En sus 219 páginas, entre otras cuestiones, los autores ponen el foco en hasta qué punto la advertencia de ruptura por parte de ellas puede ponerlas en riesgo. Porque hasta una de cada tres mujeres asesinadas por sus parejas había anunciado su intención de separarse.
En total, las Audiencias Provinciales en 2021 y 2022 dictaron 66 sentencias por violencia de género en el ámbito de la pareja o expareja, todas ellas con un fallo condenatorio. Sus datos, aseguran los autores, permiten conocer la relación entre el homicidio y el dominio y control posesivo de las mujeres por los victimarios: en el 73,8 % de los casos, la víctima mantenía una relación afectiva con el agresor y, en el 64,1%, de convivencia.
Además, un tercio de las mujeres asesinadas (24) había anunciado su intención de separarse. En siete casos constatados se había formalizado el procedimiento de disolución del vínculo y, en otros, la víctimas habían manifestado su intención de iniciar un proceso de ruptura.
Esa advertencia o materialización de la ruptura, aseguran los expertos, constituye un factor de riesgo para las mujeres, pues actúan como detonante «de la reacción brutal y homicida del agresor«. El «modelo de relación, asimétrico en las relaciones de poder entre los miembros de la pareja, produce los resultados criminales, más que los conflictos puntuales surgidos de la relación de convivencia», aseguran.
Sin denuncias previas
Otra cuestión en la que ponen el foco es en el incremento del porcentaje de casos con situaciones de maltrato previo sin denuncia con respecto ejercicios anteriores. Así, el 21,4% de las sentencias de 2021 y el 23,7% de las de 2022 recogen la existencia de una situación de violencia habitual anterior a la comisión del crimen que no había sido denunciada. Sí hubo denuncias previas en 10 de los 66 casos (17,9% en 2021 y 13,2% en 2022).
La situación de violencia previa, aseguran los autores, es otro de «los distintivos de la existencia de una relación de dominio del agresor varón sobre la víctima y permite a los expertos colocar en el primer lugar de la lista de posibles motivaciones del crimen la negativa de aquel a aceptar que la víctima desee separarse e intente salir de su esfera de control».
Además, ninguna de las sentencias aprecia circunstancias eximentes completas de la responsabilidad del acusado y sólo dos observan la concurrencia de la eximente incompleta por «intoxicación plena». El informe señala cómo este escaso porcentaje desvirtúa la creencia -cada vez menos arraigada en la sociedad- de que los crímenes por violencia de género están condicionados por la ingesta de bebidas alcohólicas, drogas o por la alteración mental del autor del delito.
Perfil de víctimas y victimarios
A tenor de las resoluciones, el perfil de las víctimas responde al de una mujer española (54,6%) con una media de edad de 40,7 años. El 71,2% de ellas (47 mujeres de 66) eran madres. En cuatro de los supuestos, sus hijos e hijas fueron testigos directos del crimen o estaban en el lugar de los hechos cuando se produjo.
El perfil del victimario es el de un varón de nacionalidad española (57,6 %) con una edad media de 45,1 años y cuya forma de actuar revela una “conducta homicida cargada de ira y violencia”, tal y como concluye el estudio médico-forense tras cuantificar la cantidad media de puñaladas asestadas en cada caso (más de 20, según consta en las sentencias de 2021 y de 2022).