La repetición electoral en Cataluña ha dejado ser un tema tabú en el PSOE. De rechazarse por completo esta posibilidad, al mostrar una total confianza en un acuerdo con ERC para investir a Salvador Illa, a asumir cada vez más el escenario de nuevas elecciones. Incluso después del acuerdo entre los independentistas para situar al frente de la Mesa de la Parlament a Junts, la resignación entre los dirigentes y ministros socialistas asomó con menos intensidad que en las últimas horas. La razón son las posiciones de “máximos” que atribuyen a ERC en las negociaciones con el PSC al no rebajar su exigencia de un ‘cupo catalán’. Una línea roja para los socialistas. Asimismo, la activación de la cuenta atrás de dos meses para la repetición electoral, tras no presentarse ningún candidato a la investidura por falta de apoyos, ha visibilizado los temores en Moncloa y el PSOE.
El Gobierno está al margen de estas conversaciones, pero en coordinación directa y constante con el líder de los socialistas catalanes. Las posiciones de los republicanos, que ven poco favorables al acuerdo, las atribuyen a su “encrucijada” interna. Con diferencias de calado entre sectores y un proceso congresual convocado tras su debacle electoral que los mantiene con el liderazgo transitorio de Marta Rovira. Fuentes socialistas reconocen que con un liderazgo claro, su decisión «lógica» pasaría por evitar una repetición electoral para no intensificar su tendencia a la baja en las urnas. Entienden que los republicanos son quienes más tienen que perder, mientras que el principal interesado sería Junts para comerles más terreno y asentar su hegemonía en el bloque independentista.
Pese a este análisis, en la cúpula socialista reconocen la dificultad de “apostar” sobre la decisión final de ERC. Nada más lejos de la total confianza que mostraban sobre un acuerdo hace un par de semanas. Esta rebaja de las expectativas coincide con el aterrizaje de las primeras propuestas cruzadas en la mesa de negociación entre PSC y ERC. Las sensaciones no son buenas y en privado los socialistas miran ya más a que se imponga la lógica en ERC de no acabar engullidos por Junts si fuerzan una repetición electoral.
Un alto cargo socialista argumenta que sin candidato electoral y en pleno proceso congresual, una repetición electoral “reventaría” a ERC. El congreso de los republicanos se celebrará el 30 de noviembre y si fracasa el proceso de investidura, los catalanes serían llamados nuevamente a las urnas el 13 de octubre. De ahí que desde fuera reconozcan la “dificultad objetiva” por parte de ERC de tener que elegir entre “Illa o repetición electoral”. Las dudas sobre lo que harán los republicanos son cada vez más intensas en la dirección del PSOE. “Son una caldera”, zanja otro miembro de la dirección socialista.
El escenario de la repetición electoral desbarataría la hoja de ruta de Pedro Sánchez para sacar adelante los primeros presupuestos y estabilizar la legislatura. Un objetivo que, a la espera de la reacción de Junts, ni siquiera garantizaría la investidura de Salvador Illa. Fuentes de Moncloa avanzan que su intención es presentar las cuentas públicas de 2025 al margen de lo que suceda en el Parlament de Cataluña. Eso sí, en caso de nuevas elecciones catalanas, señalan que por la competición entre ERC y Junts estarán en la misma situación que cuando decidieron prorrogar los Presupuestos, debido a la imposibilidad de llegar a acuerdos con los independentistas en contexto electoral. “Con elecciones, los Presupuestos se complicarían”, trasladan desde Moncloa.
La incidencia en los Presupuestos
Sin Presupuestos, o lo que sería peor para el Gobierno, con el rechazo del Congreso a unas cuentas públicas, el Ejecutivo se quedaría apenas sin oxígeno para estirar la legislatura. Fuentes de Hacienda trasladan que su intención pasa por avanzar en las negociaciones con sus socios de Gobierno y otros aliados parlamentarios, además de ir apuntalando los primeros hitos, comenzando por los objetivos de estabilidad presupuestaria que se llevarán al Consejo de Política Fiscal y Financiera previsto para la segunda quincena de julio.
Este mismo jueves, el Gobierno eliminó el veto del Senado al techo de gasto, lo que permitirá acelerar los tiempos de la tramitación. A través de una enmienda a la ley de paridad, el Gobierno y sus socios han introducido el cambio legislativo para evitar que la mayoría absoluta de la que goza el PP en la Cámara alta vuelva a tumbar la senda de objetivos de déficit y deuda propuesta por el Gobierno, el paso previo para la elaboración de los Presupuestos.
Expectativas del PSC
El PSC, por su parte, se mantiene en la línea de que Illa conseguirá el respaldo de ERC y será investido presidente. Aunque temen que eso llegará “en el último minuto”, casi en el tiempo descuento. Dan por descontado que hasta finales de agosto no se cerrará el hipotético acuerdo que permita un “gobierno progresista”, cuya composición no se atreven aun a cerrar, pero que confían en que sea “en solitario” formada solo por socialistas.
Fuentes del equipo de Illa consultadas por El Periódico de España, del grupo Prensa Ibérica, admiten que el desenlace dependerá de la situación interna de ERC y cómo transcurra este tiempo de ‘impasse’. Lamentan que no hayan optado por cerrar ya un acuerdo de investidura con Illa, zanjar la inestabilidad en Cataluña y aprovechar el tiempo estival para recomponer sus filas. Al tiempo que temen que cualquier “noticia en los medios” se entienda mal por las partes y pueda poner en “peligro” unas negociaciones entre PSC y ERC que ya han comenzado de manera discreta.
Límite de plazo
Desde el Ejecutivo defienden que por el momento los independentistas no han mostrado su rechazo a negociar las cuentas públicas. En este sentido, han lanzado diferentes guiños a Junts para allanar el terreno. Desde abrir a los posconvergentes las negociaciones para la financiación de Cataluña, a comprometer más inversiones por la posibilidad de mantener unas cuentas “expansivas” tras salir del procedimiento de déficit excesivo marcado por Bruselas.
Pese a la puesta en marcha del reloj de la repetición electoral, lo que dan por seguro en el Gobierno es que las negociaciones se llevarán al límite. Si el plazo máximo para una investidura es el 25 de agosto, consideran que hasta el último momento no se despejará el futuro de la política catalana y, con ello, las repercusiones en el Congreso. Los republicanos, además, se comprometieron a que su voto en la investidura sería consultada a la militancia. Un factor que añade todavía más incertidumbre a este proceso.