«Fue un milagro». «Podía haber fallecido en el minuto uno». Goles en la cabeza, el abdomen, en los lumbares y desgarros en la vagina y en el ano. Una «brutal» violación «sorpresiva» que tenía intención de dominar y «humillar a la víctima». Y una voluntad inquívoca, a su entender, de matar, con golpes «constantes» en órganos vitales, como el cráneo, que eran «susceptibles» de causar la muerte. Así de contundente se ha expresado la fiscal en el juicio que se celebra en la Audiencia de Barcelona contra Brian Raimundo Céspedes, nacido en Bolivia, el procesado por la «brutal» y salvaje agresión sexual de una adolescente de 16 años en un polígono industrial de Igualada el 1 de noviembre de 2021. El abogado de la menor, Jorge Albertini, lo definió en una frase: «El acusado quiso hacer el máximo daño, con la mayor crueldad y causar la muerte».

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