Los cálculos de Oxfam Intermón revelan que en Bangladesh, Etiopía, Kenia, Pakistán y Somalia –que se encuentran entre los países menos preparados para hacer frente al impacto del cambio climático– el número de personas que sufren hambre aguda ha pasado de 14 millones en el 2013 a más de 55 millones en el 2023.
«El cambio climático y el fenómeno de El Niño han generado un aumento de las sequías, las inundaciones y los ciclones. Todas estas catástrofes repercuten en la vida y los medios de vida de las personas y agravan el hambre al sumarse a conflictos , crisis económicas y profundas desigualdades. En última instancia, los movimientos en masa ejercen presión sobre los limitados recursos hídricos, lo que genera más estrés hídrico en estos países».
En Somalia, el continuo aumento de la temperatura (15 °C frente a 1 °C en 1991) ha provocado sequías más frecuentes y prolongadas, a menudo seguidas de crecidas repentinas y ciclones. Pese a representar menos del 0,03% de las emisiones mundiales de carbono, el país ha sufrido pérdidas por valor de miles de millones a causa de las inundaciones y sequías recurrentes . Sólo la recuperación de las inundaciones de diciembre pasado se estimó en 230 millones de dólares.
Las personas más vulnerables (y las que menos han provocado la crisis climática) son las que están sufriendo sus mayores consecuencias
La última temporada de lluvias de Deyr –que llegó después de cinco temporadas consecutivas de sequía– provocó inundaciones masivas que obligaron a 1,2 millones de personas a abandonar sus hogares y causaron la muerte de 118 personas. Estas catástrofes han agravado el impacto del conflicto abierto, la inestabilidad política y las crisis económicas, y actualmente la mitad de la población de Somalia necesita urgentemente ayuda humanitaria.
«Perdí todos mis animales por la sequía. Huí a pie con mis hijos y tardé tres días en llegar a Baidoa. Fue un viaje difícil. No tenía comida ni agua para mis hijos. Algunos enfermaron por el camino», afirma Hasan Mohamud, un padre desplazado a Baidoa, Somalia.
En Bangladesh, la falta de previsibilidad de los ciclones y otras catástrofes relacionadas con el agua obligaron a más de 18 millones de personas a abandonar sus hogares en 2023. Además, causaron graves daños en infraestructuras como escuelas, mercados y otros servicios esenciales. Sin embargo, Bangladesh sólo es responsable de 0,56% de las emisiones mundiales de carbono.
Grupo de desplazados huyendo de las inundaciones / Acnur
Asgor Kha y Moriom, que viven en el pueblo de Lebubunia en Satkhira (Bangladesh), afirman: «Hemos perdido nuestras casas en cuatro ocasiones a causa de los ciclones . Seguimos endeudados por haber pedido un préstamo hipotecario. Nuestro hijo es el único miembro de la familia que percibe ingresos, pero le cuesta encontrar trabajo en la zona».
Zerin Ahmed, que forma parte del equipo de Programas de Oxfam Intermón en Bangladesh, ha declarado: «Sin cultivos ni ingresos, las familias se han visto obligadas a desplazarse, algunas varias vece s. Quienes se quedan atrás temen constantemente por el futuro, ya que los ciclos de desastres consecutivos han consumido todos sus recursos, agotando todas sus capacidades para hacer frente a la situación».
Acabar con las emisiones y compensar a los países pobres
«Acabar con el sufrimiento de la población es posible. Los países ricos y contaminantes deben reducir sus emisiones y proporcionar una financiación adecuada a los países más afectados por la crisis climática para que puedan hacer frente mejor y reconstruirse después de las crisis climáticas», ha añadido Nueary.
«También deben proporcionar fondos al nuevo régimen de pérdidas y daños. No es un gesto de cortesía, sino una obligación que deben atender por los daños que han causado. Con la financiación adecuada, los países que sufren las peores consecuencias pueden desarrollar sistemas de alerta temprana y otras medidas para prepararse y mitigar los efectos del cambio climático, y pueden liberar recursos para invertir en protección social para ayudar a la población a hacer frente a la situación”.
«Las comunidades locales en primera línea que se enfrentan a los peores efectos de la respuesta climática, y los grupos más vulnerables (especialmente las mujeres, las personas jóvenes y las comunidades indígenas) ya han presentado varias alternativas para solucionarlo, y deben ‘estar en el centro de la toma de decisiones, la acción y la financiación en materia climática’.
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