Han pasado diez días y los resultados ya son oficiales para el grueso de los países de la Unión Europea. Es el momento de interpretar sosegadamente lo que ocurrió en las elecciones europeas del pasado 6 a 9 de junio. Los analistas están de acuerdo en una algunas cosas fundamentales. Primero, que el europeísmo aguanta en el Parlamento Europeo y habrá suficientes votos, más de 400 de un total de 720, si se quieren aprobar leyes sobre cambio climático, derechos y libertades sociales, presupuestos…
Pero también en que, ojo, el ascenso de la ultraderecha en varios países, especialmente en Francia, podría añadir otro Gobierno al eje ultra y crear una suerte de minoría de bloqueo en las decisiones del Consejo Europeo. Ahí es donde se reúnen los 27 jefes de Estado o de Gobierno y se toman las decisiones importantes.
El húngaro Víktor Orbam ya ha practicado ese bloqueo los últimos cinco años, por ejemplo vetando en las sanciones contra Rusia o contra los colonos radicales israelíes. ¿Y si se le suman ahora a los Consejos los ministros de Marine Le Pen, cuyo partido es el favorito para las elecciones francesas? ¿Y si la estrella del momento, la italiana Giorgia Meloni, decide unirse a ellos, y a los eslovacos, por ejemplo, para dinamitar grandes acuerdos?
Estas son las cartas con las que se jugará la próxima legislatura:
Francia como principal problema: ¿un Gobierno que bloquee?
Emmanuel Macron compareció el 9 de julio antes de que se cerraran siquiera los colegios electorales en toda la UE. Su partido Renacimiento se había hundido hasta los 13 diputados y Reagrupamiento Nacional (RN). el de su némesis Marine Le Pen, consiguió 30. El presidente francés convocó por sorpresa nuevas elecciones. «Se hizo un Sánchez», aseguraba parte de la prensa gala. Ahora no se ve tan claro el movimiento. Europa tiembla. «Lo que ha hecho Macron es arriesgado como el Hail Mary del fútbol americano, el momento en que lanzas el balón sin saber dónde va a llegar y si alguien lo va a coger», ha dicho Charles Powell, el director del Real Instituto Elcano, durante un acto en el que cinco analistas exploraban las claves dejadas por las europeas.
«La diferencia en la toma de decisiones de Bruselas puede venir de lo que ocurra en Francia: si se junta con países como Italia, Hungría, Países Bajos y Eslovaquia pueden llegar los bloqueos», afirma Elvire Fabry, investigadora sénior del Instituto Jacques Delors. «En Francia la campaña ha sido en clave nacional. Ha sido un voto de rechazo, con un crecimiento muy importante de la extrema derecha, que suma un 40% entre RN y Reconquista. La sorpresa ha sido el Partido Socialista, con 13 diputados. Lo que Macron no había anticipado es la creación del Nuevo Frente Popular: socialistas, extrema izquierda de Melenchon, los verdes y el Partido Comunista. No se podía prever porque difieren del apoyo a Ucrania, la crisis de Gaza… En el centro, la mayoría presidencial de centro se va a disolver».
«Que no cunda el pánico»
«Desde fuera no se percibe la fortaleza y cercanía entre los grandes partidos más centristas. Que no cunda el pánico. Llevamos ya muchos años con la amenaza de que vienen las extremas derechas y que están a punto casi de tomar el poder. Es la décima legislatura y el Parlamento tiene mecanismos para evitar el impacto de los extremos», opina Carlos Carnero, Senior Advisor, Vinces Consulting y exdiputado del Parlamento. «Pero que tampoco cunda la desatención. Las crisis económicas se han superado, pero han ocurrido. Y hay una gran ansiedad geopolítica: tenemos una guerra en Europa. El Parlamento Europeo no es el peligro. Si se suma a populares, socialdemócratas, liberales, verdes y parte de la Izquierda, estaríamos por encima de los 450 escaños. El peligro es el Consejo Europeo y los Consejos, en los que se actúa por unanimidad en muchos casos o pueden actuar minorías de bloqueo en otros. Si se juntan los Gobiernos euroescépticos, ahí tendremos la piedra en el zapato».
Alvise y otros partidos extraños
Hay varias máximas que se vienen cumpliendo desde las primeras elecciones europeas, las de 1979. «Que los electores las perciben como menos importantes que las nacionales. Que los partidos de Gobierno empeoran sus resultados, y eso ha ocurrido en 11 de los 27 países en estas elecciones. Que los partidos pequeños suelen mejorar sus resultados, y eso ha pasado en cinco países esta vez. Y que surgen partidos nuevos», explica Carlos Closa, vicepresidente de Organización y Relaciones Institucionales, CSIC. «En estas han sido por ejemplo República, en Eslovaquia, y Se acabó la fiesta, del polemista conocido como Alvise, en España. Ha sido un meteorito propiciado por las redes sociales, un factor fundamental en la democracia del siglo XXI. Los más mayores recordamos la agrupación de electores Ruiz Mateos, que obtuvo dos escaños en los ochenta. Pero él era una figura muy conocida en el ámbito público y con presencia socioeconómica».
No, la ultraderecha no vota tan diferente
Jorge Buxadé, candidato de Vox a las europeas, centró su campaña en una máxima: que PP y PSOE votan en Europa (sus grupos parlamentarios PPE y S&D) de la misma forma «el 90% de las veces». Se le olvidó contar que el suyo, Conservadores y Reformistas de Europa (CRE), lo hace el 50% de las ocasiones, según cuenta Belén Becerril, profesora de Derecho de la Unión Europea, Universidad CEU San Pablo.
Lo que no han conseguido, explica la analista, es aprobar sus propuestas en Bruselas. Tan sólo han sido aceptadas un 17% de las enmiendas de CRE; el 0,2% de Identidad y Democracia (el de Le Pen o el partido alemán AfD) o el 9% de La Izquierda.
«Yo creo que va a haber una cierta continuidad. Hay un auge del nacionalpopulismo que debe preocupar. Pero tienen visiones muy diferentes, por ejemplo con la ampliación: AfD o Le Pen están en contra. Todos piden la renacionalización de las políticas, algo a lo que se opone España. Lo mismo con la primacía de las leyes europeas. El matiz es el creciente pragmatismo en muchos de estos partidos, que en el fondo están practicando un euroescepticismo de salón», concluye.
Control del relato de la ultraderecha
«Se mantiene la mayoría europeísta mejor de lo que se esperaba, porque el PPE sale mejor de lo esperado. No se puede obviar el aumento de los euroescépticos, sobre todo en los socios miembros fundadores», opina Raquel García, investigadora, Real Instituto Elcano.
«Ojo también porque en el grupo de los No Inscritos con 89 eurodiputados, entre otros los del Fidesz húngaro o del AfD alemán. Y pueden sumarse a los grupos ya formados y crear un grupo mayor que supere a los liberales y quede tercero. La extrema derecha euroescéptica ha demostrado controlar el del debate público en la pasada legislatura: ha conseguido que los populares se acerquen a sus posiciones en reglamentos y directivas como las de la agenda migratoria y verde», subraya.