La fotografía sintetizará lo que Occidente entiende como el mal en estado puro: Vladímir Putin y Kim Jong-un, villanos sin atenuantes, conspirando desde Pionyang contra el mundo libre. La alianza ruso-norcoreana se remonta a la antigua Unión Soviética y el abuelo del actual Kim, pasó por turbulencias y ha recuperado toda su lozanía con la guerra en Ucrania y las sanciones globales. No hay países más sancionados ni comercio bilateral más complementario hoy en el mundo: Rusia necesita municiones, Corea del Norte necesita todo lo demás.

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