El Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades ha alertado de un repunte de casos del Parvovirus B19 en Europa, aunque, lo mismo, lo conoces mejor por su nombre coloquial: es el virus de la bofetada. Se trata de una infección viral que causa una erupción rojiza en los niños.
Los primeros síntomas son fiebre, dolor de cabeza y secreción nasal, a los que le siguen erupciones por la cara y el cuerpo. El signo característico de esta enfermedad son las mejillas de color rojo brillante, de ahí el nombre de síndrome de la bofetada.
Este virus se transmite mediante la saliva, el moco, los estornudos y penetra a través de las mucosas de las vías respiratorias superiores. Durante las últimas semanas se han detectado numerosos contagios en centros escolares, y de ahí, el aumento de la preocupación.
El doctor Gonzalo Oñoro Otero es pediatra de atención primaria en un centro de salud madrileño y, además, es divulgador. Él explicaba en La Linterna en qué consiste el virus y cómo podemos evitarlo.
Una población inmunizada
Lo primero en lo que insiste el doctor es que el cuadro clínico que presenta este virus es «leve», por lo que los padres, o los adultos que lo sufran, deberán estar poco preocupados por su virulencia.
A pesar del aumento de casos en las últimas semanas, no hay que alarmarse. «Hemos visto 15 o 20 casos en consulta, aunque suele cursar en brotes al final del invierno. En esta época suele haber aumento respecto a lo esperado, suele escaparse de la previsión y hay un repunte, pero es leve y no hay que asustarse» decía.
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Explica este doctor que este virus, como tal, se detectó en el año 1975, pero que más tarde se asoció con el «síndrome de la bofetada». Algo muy bueno y muy a favor del virus en cuestión, es que la mayor parte de nosotros ya estamos inmunizados.
«La gran mayoría de las personas hemos pasado el parvovirus en la infancia, el 80% estamos inmunizados» decía el doctor. Sin embargo, sí, eso significa que hay un porcentaje de personas que sí pueden presentar el virus en la edad adulta.
La diferencia de síntomas entre niños y adultos
«Hay un porcentaje de pacientes adultos que se pueden contagiar de mayores» comenzaba diciendo el doctor. Claro, esto nos lleva a pensar, ¿son los mismos síntomas en niños que en adultos? Pues no necesariamente, y hay alguno que solo se da en adultos al que deberíamos prestar más atención.
«En adultos puede dar lugar a otro cuadro clínico, dolor en articulaciones, normalmente de pequeño tamaño» decía. Eso sí, que no cunda el pánico, porque ya avisaba de que tampoco es grave en adultos. «Es un cuadro que siempre es igual a diferencia del sarampión, la varicela da lesiones que son ampollitas que se rompen y nada tienen que ver con este síndrome» decía.
Ahora bien, ¿cómo se trata? Lo cierto es que no tiene un tratamiento especial y se suele pasar solo con el tiempo. Eso sí, para paliar los síntomas de fiebre, «daremos antitérmico. Las manchas no suelen picar y lo que hacemos es esperar y con el paso del tiempo suelen curarse y mejorar» sentenciaba.