Dos hombres marroquíes protegían la finca de Tarambana, en El Ejido (Almería), cuando tres asaltantes rompieron la valla de seguridad y entraron con armas de aire comprimido, guantes y los rostros ocultos bajo pasamontañas, poco antes de las diez de la noche del 29 de marzo del 2022. Una vez en el patio interior del cortijo, los ladrones amenazaron de muerte a los dos vigilantes y les exigieron a punta de pistola que les entregaran las llaves del almacén. Ellos se resistieron y acabaron a palos con los asaltantes.
En la refriega, en la que también se vieron implicados los dueños de la finca, dos hermanos almerienses que acudieron a defender su propiedad tras ser avisados del robo, las víctimas lograron apresar a uno de los ladrones, después de que este los agrediera y amenazara con matarlos. A él la Guardia Civil lo arrestó en el cortijo de El Ejido.
La jueza no mandó analizar el ADN de un pasamontañas y un guante que fueron recuperados en el lugar del robo. «Nuestra justicia da más valor a los recuerdos de un testigo que a la ciencia», denuncia el abogado del hombre
Los otros dos asaltantes consiguieron huir, pero antes el dueño de la finca logró alcanzar a uno de ellos en el huerto. Ambos forcejearon en la oscuridad, cayeron al suelo y la víctima aprovechó ese momento para quitarle el pasamontañas a ese ladrón, por lo que pudo verle la cara unos segundos antes de que este lograra zafarse y escapar.
Sin antecedentes
Su testimonio, lo que recuerda de aquel instante, es la única prueba que va a llevar a la cárcel a El Houcine Nmeg, un marroquí de 32 años que lleva 18 años en España y trabaja como transportista desde hace trece años en Almería, donde vive con sus padres, su mujer y su hijo de 5 años, y no tiene ningún antecedente policial.
En febrero de 2023, el juzgado de lo penal 5 de Almería lo condenó a 3 años y dos meses de prisión por un delito de robo con violencia e intimidación. En la sentencia, que fue confirmada por la Audiencia Provincial, la única prueba que se esgrime para condenar a Nmeg es la declaración de una de las cuatro víctimas, reconociendo que las otras tres «no pudieron identificarle» como uno de los autores del robo.
La foto de El Houcine Nmeg formaba parte de los archivos policiales por un incidente ocurrido en 2016, cuando él tenía 23 años y fue denunciado por amenazas. Aquella denuncia se saldó con 44 días de trabajo para la comunidad, pero su cara pasó a formar parte del fichero de la policía, donde años más tarde lo ha señalado la víctima del robo en El Ejido.
Ante la Guardia Civil, el dueño de la finca declaró que no había visto nunca a los ladrones que asaltaron su casa, pero que el asaltante huido al que consiguió destaparle la cara tenía «rasgos árabes». Cuando los agentes le mostraron fotografías de varios hombres que podían encajar con su descripción, él reconoció a Nmeg como autor del robo.
Una foto firmada
Días más tarde volvió a señalarlo en una rueda de reconocimiento que, según acaba de denunciar el abogado de Nmeg ante el Tribunal Constitucional, estuvo «viciada» y en la que se cometieron «irregularidades»: «Antes de la rueda de reconocimiento, la jueza quiso que el denunciante volviera a identificar al ladrón que le había atacado entre las fotografías que ya le había enseñado la Guardia Civil. Por lo que volvió a exhibirle el fichero y, en concreto, la misma página con la foto de El Houcine Nmeg sobre la que el denunciante ya había estampado su firma«, explica a este medio Esteban Hernández Thiel, su abogado.
Como era de esperar, la víctima volvió a señalar la misma fotografía sobre la que había firmado previamente. A esa prueba se aferró el tribunal que condenó a Nmeg y se han aferrado los distintos tribunales que han ido revisando su caso sin éxito. «No hay una sola evidencia científica ni tecnológica contra él. La única prueba con la que vamos a meter en prisión a un padre de familia es el recuerdo de un hombre que vio la cara del ladrón durante unos segundos, mientras este le apuntaba con una pistola, en medio de la oscuridad, cuando forcejeaban… y al que la jueza mostró la imagen del sospechoso antes de que tuviera que reconocerlo en rueda», denuncia el abogado del joven.
«El caso de Nmeg es un despropósito de principio a fin. La Guardia Civil no realizó investigación alguna más allá de la diligencia de exhibición fotográfica al denunciante. Teniendo a Nmeg identificado, tardaron días en citarle a declarar, ni siquiera intentaron localizarlo para comprobar si tenía marcas o heridas en la cara o el cuerpo el día después del robo. Tampoco analizaron, ni la jueza mandó hacerlo, el pasamontañas y un guante que se supone que se le cayeron a Nmeg en el cortijo de El Ejido durante su huida», añade el letrado del hombre condenado, que se ofreció desde el primer día a someterse a pruebas de ADN para demostrar que él no estuvo nunca en ese cortijo.
«Supliqué que me cogieran el ADN, que investigaran mi vida, dónde había estado aquella noche… Estoy dispuesto a someterme a cualquier prueba, lo que sea para demostrar que yo a esa gente no la he visto en mi vida», recuerda Nmeg
«Me quieren romper la vida por nada. Y la vida de mi familia. Mi mujer y mis padres están destrozados, hasta mi hijo de cinco años nota que pasa algo grave. El día que me citaron para declarar y me dijeron que alguien había dicho que yo había estado implicado en un robo pensé: bueno, alguien se ha confundido al ver mi foto, en cuanto me vea en persona, ya se aclarará, pero no fue así. Mi primer abogado también me decía que saldría inocente en el juicio», lamenta Nmeg a este medio. «Supliqué que me cogieran el ADN, que investigaran mi vida, dónde había estado yo aquella noche… Estaba y estoy dispuesto a someterme a cualquier prueba, lo que sea para demostrar que yo a esa gente no la he visto en mi vida hasta el día del juicio», añade.
El otro detenido lo exculpa
Durante el juicio, Nmeg se declaró inocente y explicó que cobraba 1.600 euros al mes en su empresa, y que no necesitaba robar para mantener a su familia. Su padre recordó ante el tribunal que la noche del robo el joven estaba celebrando una barbacoa con él, su madre, su esposa y su bebé.
Además, el otro acusado del robo, un marroquí de 23 años con antecedentes por varios delitos de lesiones y que ya fue detenido en 2021 por otro robo con violencia en Almeria, reconoció los hechos y exculpó a Nmeg. Confesó que entró a la casa de Tarambana con otros dos amigos «para robar droga» que, según ellos, había en el cortijo. Pero, según la declaración del propio ladrón confeso, Nmeg no solo no les acompañaba, sino que, como espetó ante el juez: «no conozco de nada a este hombre».
Pese a todo, el tribunal que condenó a Nmeg volvió a esgrimir en su sentencia «el testimonio firme, contundente y persistente del denunciante, quien desde el inicio del procedimiento lo identificó como uno de los tres asaltantes a su vivienda».
Un inocente a prisión
Convencido de encontrarse ante un grave error judicial, el abogado ha llegado a pagarse de su bolsillo varios viajes a Madrid y está moviendo cielo y tierra para conseguir que el Tribunal Constitucional revise «el grave error que se ha cometido con un chico con un historial intachable, que lo único que ha hecho desde que llegó a España con su familia hace quince años es trabajar y cuidar de los suyos». Su objetivo es evitar que «un inocente vaya a prisión».
«El 80 por ciento de las condenas a personas inocentes en las que se declaró el error judicial fueron causadas por identificaciones visuales de testigos, donde esta era la prueba primordial. En nuestro caso, la única», afirma el letrado
«El 80 por ciento de las condenas a personas inocentes en las que se declaró el error judicial fueron causadas por identificaciones visuales de testigos, donde esta era la prueba primordial. En nuestro caso, la única. Ya hay países, como Estados Unidos, donde se ha modificado la ley para que no pueda condenarse a nadie exclusivamente con esta prueba. En nuestro país ya se han detectado errores en este sentido, pero no cambiamos nada y asumimos seguir cometiéndolos, aunque sea a costa de arruinarle la vida a ciudadanos inocentes. Nuestra justicia da más valor a los recuerdos de un testigo que a la ciencia«, afirma Hernández Thiel.
«Como han demostrado muchos estudios, la repetida visualización de algo es el principal mecanismo para fijarlo en la memoria. Exhibir en más de una ocasión la misma foto de un sospechoso viene a fijar su imagen en la memoria del testigo, llevando a este a reconocer dicho rostro, no por ser el autor de los hechos, sino debido a la impresión de dicha imagen en su memoria», añade el letrado.
El Tribunal Supremo
«Pero es que las sentencias del Tribunal Supremo se manifiestan en el mismo sentido. En una de 2016 cuyo ponente fue el magistrado Cándido Conde Pumpido, este exponía que cuando la prueba de cargo relevante sea una identificación visual cuestionada, el tribunal sentenciador debería analizar los factores que afectan a la fiabilidad de la identificación: como que ese reconocimiento se ha llevado a cabo sin sesgos condicionados por los propios investigadores, si había buena luz en el lugar de los hechos, el tiempo de exposición de la cara del autor ante la víctima, el número de agresores o la raza, pues los testigos tienen ordinariamente una mayor capacidad de reconocer los rostros de sujetos de su propia raza». Todos esos factores afectaron a la memoria del testigo que identificó a Nmeg, según sostiene su abogado.
Probar la inocencia
A las irregularidades que, según defienden, se han cometido en el caso y las pruebas que demostrarían la inocencia de Nmeg se ha unido recientemente una nueva, muy relevante: «Cuando me condenaron, me volví loco. Como la Guardia Civil ni la jueza habían buscado ninguna prueba, dije: tengo que buscarla yo mismo. Empecé a buscar como loco en mis cuentas de Facebook, en mis mensajes y llamadas con otras personas, a preguntar a amigos… en busca de algún documento que acreditara que yo ese día estuve en otro sitio«, recuerda Nmeg.
Lo encontró. El día del robo, exactamente a la misma hora en que los tres ladrones asaltaron el cortijo de El Ejido, según las pesquisas, Nmeg estaba a 14 kilómetros de esa finca, según indican sus movimientos bancarios y ha podido comprobar este medio. De acuerdo con la documentación de Unicaja, a las 21:58 horas del 29 de mayo de 2022 Nmeg sacó 10 euros de un cajero ubicado en Santa María del Águila.
«El hecho de que no recordara hasta después del juicio que tenía esa prueba tan importante y que no la usara en su juicio demuestra aún más si cabe su inocencia. ¿Qué delincuente tiene una coartada tan fácil y no la utiliza para evitar ser condenado?», denuncia el abogado de Nmeg.
La cámara de un cajero
«Cuando encontré lo del banco, mi familia y yo saltamos de alegría. Pensábamos: bueno, ahora ya sí que se ha acabado esta pesadilla, porque no pude estar en dos sitios distintos a la vez», cuenta el hombre. Pero la prueba llegó demasiado tarde: «para entonces, la cámara de seguridad del banco ya no guardaba las grabaciones de aquel día, por lo que el vídeo en el que salgo yo sacando dinero del cajero se ha borrado».
Nmeg se pregunta qué habría ocurrido si su caso se hubiera investigado bien desde el principio. Si «no se hubieran conformado con la declaración de un solo testigo y alguien hubiera hecho su trabajo para recabar más pruebas. Para ellos fue una investigación más, pero mi familia y yo solo tenemos una vida y nos la han roto en mil pedazos».