En la comarca de A Ulloa (Lugo), situada en el corazón de Galicia, se ha desatado una guerra. Justo allí la multinacional portuguesa Altri pretende construir una macrofábrica diseñada para producir hasta 400.000 toneladas de celulosa soluble y 200.000 de lyocell, además de otros subproductos como biomasa y yeso. El proyecto, bautizado con el nombre de Gama, ha encontrado una gran oposición entre la población de la zona y las organizaciones medioambientales, a pesar de que cuenta con el apoyo de la Xunta de Galicia, que, no obstante, asegura que no saldrá adelante si se demuestra que es incompatible con el entorno.

«La fábrica amenaza directamente la exigua Red Natura 2000 gallega. Además del consumo y contaminación del agua, emitirá gases tóxicos, pondrá en peligro los sectores primarios y requerirá que se plante mucho más eucalipto en el norte, empobreciendo la biodiversidad. Estamos luchando para parar este sinsentido», explicaron desde Greenpeace. Y añadieron: «Para su puesta en marcha, Altri reclama hasta 250 millones de euros de dinero público de los fondos europeos Next Generation, en contra de los principios DNSH (Principio de no causar perjuicio significativo al medio ambiente) que son los criterios que la Unión Europea marca para poder optar a los fondos».

Sin embargo, hace apenas unos días el consejero delegado de Altri, José Soares de Pina, negó ese impacto medioambiental. Y aunque deslizó que la compañía no ha recibido «ninguna sanción» por contaminación por parte de las autoridades portuguesas, comentó que «no es sorprendente» haber encontrado rechazo en un proyecto de este tipo, con los que «siempre hay opiniones diversas».

A pesar de ello, Greenpeace ha informado de que se han presentado más de 23.000 alegaciones en contra de la iniciativa, y más de 20.000 personas acudieron a la primera manifestación de protesta en Palas de Rei (Lugo) el pasado mayo. Días más tarde, el 12 de junio, casi 300 embarcaciones se congregaron en la ría de Arousa para expresar su rechazo. Entre ellas estuvo el buque Arctic Sunrise de la propia ONG ecologista, que ha hablado con distintos vecinos de la zona para recoger sus quejas, que pueden resumirse en cinco puntos clave.

Impacto en las actividades de la zona

«A Ulloa no es, como quieren hacer ver, una comarca atrasada, vaciada y empobrecida. De hecho, cuenta con un sector primario que da trabajo al 22% de sus habitantes, muy por encima de la media gallega, que está en el 6,3%. Cuenta también con numerosas explotaciones de vanguardia, innovadoras, ecológicas y muchas explotaciones de Denominaciones de Origen o Indicaciones Geográficas Protegidas, entre ellas a D.O.P Arzúa-Ulloa, la segunda de las D.O.P. de quesos que más vende en España», detallaron desde Greenpeace.

Por eso consideran que la fábrica, que califican como un «monstruo», lo pone en peligro todo. Incluido las «numerosas iniciativas de cuidado del territorio» que se desarrollan en la zona. «Las abejas están directamente conectadas con el ecosistema y Altri va a cambiar esa biodiversidad. Si toda esta riqueza que tenemos en A Ulloa cambia, la vida de las abejas va a ser mucho peor. No voy a poder realizar un producto de calidad y va a ser insostenible», asegura Natalia Varela, apicultora ecológica.

Natalia Varela, apicultura ecológica. | Pedro Armestre

«Donde hay ganadería, donde hay pastoreo, donde hay ganadería extensiva, no hay abandono, no hay incendios. Estamos actuando como agentes ambientales que cuidamos el territorio, que lo protegemos, que protegemos además su biodiversidad, que sabemos que es un elemento clave de cara a frenar el cambio climático», expresa por su parte la ganadera ecológica Ana Corredoira.

Otra de las actividades fundamentales de la zona es el marisqueo, del que depende directa o indirectamente mucha gente. Como María Porto, que pertenece a la tercera generación de su familia que se dedica a este oficio y es presidenta de las Mariscadoras de Carril. «Ya no es solo el problema del agua contaminada, también es la temperatura en la que van a devolver ese agua. Ya está subiendo debido al cambio climático, subió tranquilamente el año pasado entre tres y cuatro grados. Si a eso le añades que el agua que vaya contaminada la van a soltar en el río a 27 grados, nos va a afectar», apunta.

Repercusión en la naturaleza

La fábrica de Altri contará con una chimenea de 75 metros de altura que «emitirá sustancias precursoras de la lluvia ácida» (azufre, óxidos de azufre, óxidos de nitrógeno, monóxido de carbono y material particulado), según Greenpeace. Algo que «afectará a tres espacios de la Red Natura 2000»: ZEC Serra del Careón, ZEC Sistema Fluvial Ulla-Deza y ZEC Sobreirais del Arnego, e incluso al Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia. 

Carmen Vázquez, agricultora. | Pedro Armestre

Camino de Santiago

La comarca de A Ulloa es un punto de paso clave del Camino de Santiago, especialmente del Camino Francés, lo que se ha convertido en una importante fuente de ingresos. Pero esa gran chimenea (que tendría unos 75 metros de altura, como la catedral de Santiago) se erigiría a una distancia de un kilómetro y medio del Camino. Algo que ha hecho que numerosas organizaciones ecologistas, de vecinos y de peregrinos se preocupen por los graves efectos que tendría en una zona declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Peregrino en Palas de Rei, Lugo. Galicia. | Pedro Armestre

«Esta comarca es única en muchos sentidos, no solo desde el punto de vista de la biodiversidad, sino también de la comunidad que residimos aquí y que hemos ido construyendo durante años. En los últimos tiempos, se ha convertido en reclamo para atraer población. Proyectos como este destruyen todo el trabajo que llevamos haciendo. ¿Qué queremos dejar para las generaciones que vengan detrás? Nuestros abuelos plantaban castaños porque no estaban pensando en recoger un fruto ellos mismos, sino las generaciones futuras. De esto que se trata», relata la ganadera ecológica Ana Corredoira.

Consumo y contaminación de agua

El río Ulla es uno de los espacios naturales que se verían afectados por esta gran fábrica, que pretende usar hasta 46 millones de litros de agua diarios del río Ulla (lo cual equivale al consumo de toda la provincia de Lugo) y verter al mismo río hasta 30 millones de litros de aguas residuales contaminadas cada día. «Del agua vivimos. Si nos falta el agua nos falta todo. Yo no veo las cosas que quieran poner ahí, tan cerquita de nosotros, que nos arruinan por completo. Iré a todas las manifestaciones. Desde el primer día, ya pusimos pancartas. Tengo 72 años, ya no me queda mucho de vida, pero atrás vienen mis hijos y mis nietos. Y hay que mirar por todos. Pero bueno, yo creo que lo vamos a parar. Para eso andamos», afirmó la agricultora Carmen Vázquez.

Chusa Expósito, de la cooperativa Milhulloa y Muuhulloa. | Pedro Armestre

El peligro que supone la celulosa, según Greenpeace, no se restringe a Palas de Rei. La captación y vertido de aguas en el río Ulla, la segunda cuenca en importancia de Galicia, serán una amenaza constante para las explotaciones agroganaderas de la zona, muchas produciendo en ecológico, para otros espacios de la Red Natura aguas abajo, como el ZEC Sistema Fluvial Ulla-Deza, y sobre todo para la Ría de Arousa.

«Para mí esto es mi paraíso. Nació mi padre, nací yo. Pero pensar en irme de aquí para mí es algo que me afecta psicológicamente muy muy profundamente. No, no puede ser. Tenemos que pararlo. Este proyecto no puede ir adelante, de ninguna manera«, declaró Chusa Expósito, de la cooperativa Milhulloa y Muuhulloa.

Fauna y flora

«Altri afecta directamente también a muchas especies amenazadas, algunas incluso endémicas y en peligro de extinción, como Santolina melidensis, Armeria merinoi e Leucanthemum gallaecicum, cuyas poblaciones son únicas en el mundo. En el ámbito del proyecto hay registradas más de 140 especies de aves, de las cuales cuatro están incluídas en el Catálogo Galego de Especies Amenazadas y seis en el Catálogo Español de Especies Amenazadas», sostienen desde Greenpeace.

Una vaca en Palas de Rei, Lugo. Galicia. | Pedro Armestre

Además, la organización explica que se calcula que necesitará hasta 2,4 millones de toneladas de eucalipto al año. «Este aumento brutal de la demanda obligará a llenar aún más terreno gallego de este monocultivo que tanto daño está haciendo a la biodiversidad del norte de la Península, y que aumenta el peligro y virulencia de los incendios en Galicia, como vemos cada año», concluyen.  

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