En 2022, con Roger Federer a punto de poner fin a su legendaria carrera, Rafael Nadal acudió presto y dispuesto a pesar de estar renqueante a la llamada de su rival durante tantos años, pero también amigo, cuando este le pidió ser su compañero en el dobles de la Laver Cup. El partido, que fue el último de la vida deportivo del suizo, dejó una instantánea histórica, con dos de los tres tenistas más grandes de la historia llorando mientras se daban la mano.

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