Un nuevo informe sobre la tragedia de la valla de Melilla acredita que el ejército de Marruecos provocó la tragedia de la valla de Melilla acaecida el 24 de junio de 2022, donde más de 100 personas murieron aplastadas en suelo español al intentar cruzar el perímetro fronterizo.

Se trata de una investigación de las organizaciones internacionales Border Forensics, el Centro por la Defensa de los Derechos Humanos Iridia y la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH). Con comparativa de imágenes satélite, testimonios de 30 supervivientes de la tragedia y una detallada cronología de los hechos, así como de material documental, los autores de este estudio señalan a las autoridades marroquíes por permitir a los inmigrantes que se congregasen en torno al monte Gurugú en los meses previos a la tragedia.

Después, Marruecos los reprimió para finalmente conducirlos a una trampa mortal sin salida, la valla que separa la ciudad autónoma del país africano.

El título del informe es La trampa de la frontera entre Nador y Melilla. En él se detalla, tal y como contó EL ESPAÑOL en marzo de 2022, la actitud de las tropas y la policía marroquí cambiaron por completo tras el viraje de Pedro Sánchez reconociendo el proyecto de Marruecos sobre el Sáhara Occidental.

Para España, uno de los principales objetivos del restablecimiento de las relaciones con Marruecos era asegurarse su «cooperación» en el control de la «inmigración ilegal». Fue sin duda con el objetivo de demostrar su compromiso con esta renovada «cooperación» que, a partir de abril de 2022, las autoridades marroquíes intensificarían una vez más la represión de las personas migrantes negras en la zona de Nador.

Represión

Según señala AMDH-Nador, a partir de mediados de abril de 2022 y a raíz de la reconciliación entre Marruecos y España, las fuerzas seguridad marroquíes se movilizaron intensamente en la región de Nador. «Durante 18 días, los ataques contra las personas migrantes con el objetivo de desalojarlas se produjeron prácticamente a diario. Las personas migrantes no entendían este repentino giro en el comportamiento de las autoridades marroquíes, que de repente querían expulsarlas de los campamentos».


Migrantes subsaharianos yacen amontonados, muchos de ellos heridos o muertos, en el lado marroquí de la frontera con Melilla, el 24 de junio.

Asociación Pro Derechos Humanos de Marruecos en Nador

Europa Press

La asociación destaca que, a diferencia de periodos anteriores en los que sólo se movilizaba a las fuerzas auxiliares para este tipo de operaciones, en esta ocasión todos los cuerpos de seguridad del estado se encontraban sobre el terreno, bajo la supervisión y con la participación personal del Gobernador de Nador y de los comandantes de la gendarmería y de las fuerzas auxiliares.

Según la misma organización, a partir del 23 de mayo aumentó todavía más la represión en los bosques cercanos a Melilla y se produjeron enfrentamientos violentos entre las fuerzas del orden y los inmigrantes subsaharianos en los campamentos.

Las fuerzas marroquíes, señala el informe, utilizaron gases lacrimógenos, mientras que quienes aguardaban la posibilidad de cruzar la valla intentaron defenderse lanzando piedras. Desde finales de mayo hasta mediados de junio, los inmigrantes fueron perseguidas incesantemente a lo largo de toda la región, incluyendo el uso de drones.

También se llevaron a cabo un gran número de detenciones. Las fuerzas de seguridad destruyeron campamentos y confiscaron o quemaron bienes y alimentos. En los días posteriores al 23 de mayo, unas 1.500 personas migrantes se reagruparon en los campamentos de Lakhmis Akdim y Bekoya.

Tras el reagrupamiento de las personas migrantes en los campamentos de Lakhmis Akdim y Bekoya, ubicados a casi 20 kilómetros de la valla de Melilla, la represión se intensificó. Las autoridades empezaron a ordenar a los comerciantes establecidos en las inmediaciones de los campamentos que no vendieran nada a los inmigrantes– incluyendo alimentos – y cortaron el suministro de agua de la fuente de Bekoya, donde se abastecía gran parte de ellas.

«Estas acciones demuestran la estrategia de las autoridades marroquíes, ya utilizada en campañas represivas en el pasado, de hacer pasar hambre y sed a las personas migrantes para forzarlas a abandonar los campamentos».

El informe da cuenta de una operación especialmente virulenta del Ejército de Marruecos. Se produjo el 18 de junio. Las personas migrantes se defendieron, hiriendo a algunos agentes, varios de los cuales fueron secuestrados.

La trampa de Marruecos

Tal y como reveló EL ESPAÑOL, el CNI poseía informes que señalaban que Marruecos había consentido que miles de inmigrantes intentasen aquel día cruzar el vallado. Tras semanas de represión y de violencia, miles de subsaharianos se lanzaron al mismo tiempo, desesperados, a cruzar el vallado.

Como refleja el informe, las pruebas que se han reunido apuntan a que la violencia ejercida por Marruecos en semanas anteriores fue deliberada, y que se les permitió después saltar el vallado de forma deliberada, de tal suerte que aquello era, en realidad, una emboscada mortal. «Las condiciones específicas del intento de cruce fronterizo fueron propiciadas por las autoridades marroquíes, que habían planeado con antelación la estrategia represiva desplegada el día de los hechos».

«La represión que tuvo lugar durante los días anteriores y el ultimátum dado por las fuerzas marroquíes el 23 de junio, sugieren un cierto grado de preparación, e incluso de premeditación, de la represión ejercida contra las personas migrantes por parte de las fuerzas de seguridad marroquíes antes del 24 de junio», concluye el informe.

Ese mismo día, las fuerzas marroquíes dejaron llegar a los inmigrantes hasta la zona fronteriza. Una vez allí, las acorralaron y las dirigieron hacia el Barrio Chino. Los propios supervivientes describen su llegada al patio del puesto fronterizo del Barrio Chino bajo control operativo marroquí como la entrada en una «trampa».

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