Bajo el cubo de Rubik como símbolo, exponente del talento inventor húngaro, y con el lema al estilo ‘trumpista’ de ‘Hagamos Europa grande otra vez’, Hungría ha inaugurado el semestre de presidencia de turno del Consejo Europeo que comienza a partir de julio. Bajo la batuta del líder húngaro, Viktor Orbán, los próximos meses se presentan cuesta arriba para la Comisión Europea (CE), a cuya reelección como presidenta aspira la conservadora Ursula von der Leyen.
«Nos gustaría ver un entusiasmo parecido hacia los aspirantes de los Balcanes que el existente hacia Ucrania y Moldavia“, respondió el ministro de Asuntos Europeos húngaro, János Boka, a la pregunta sobre los avances previsibles en las negociaciones con Kiev en el semestre en unas semanas. «La apertura de capítulos no se planteará durante el periodo de presidencia húngara“, añadió.
El propósito de Von der Leyen es abrir las negociaciones tanto con Ucrania como con Moldavia el 25 de junio, aún bajo la presidencia de turno belga. Esta fecha se da por conseguida, ya que hay principio de acuerdo entre los Veintisiete. Pero no entra en las prioridades de Budapest, principal aliado de Rusia en la UE, acelerar con la apertura de los capítulos contemplados para el ingreso.
La lista de prioridades húngara, que coordinará la agenda comunitaria semestral, arranca de la «lucha contra la inmigración irregular«, según Boka, y engloba la mejora de la competitividad económica, la defensa común y de las fronteras exteriores, las políticas de cohesión, el campo y los desafíos demográficos.
Hostilidad hacia Von der Leyen
Boka dejó asimismo claro que Budapest no apoyará una reelección de Von der Leyen. Hungría, en cambio, «no tiene objecciones“ en lo que respecta a una designación del socialista portugués António Costa como presidente del Consejo Europeo o de la primera ministra de Estonia, la liberal Kaja Kallas, para el puesto de jefa de la diplomacia europea que ahora ocupa Josep Borrell.
La hostilidad del ultranacionalista Orbán hacia la conservadora Von der Leyen se ha plasmado en sucesivos choques frontales entre Hungría y Bruselas. Quedó evidenciada también cuando Fidesz, el partido de Orbán, abandonó el Partido Popular Europeo en 2021, tras un aparatoso rifirrafe con su líder, el bávaro Manfred Weber.
La presidencia de turno húngara presentó estas prioridades mientras se recomponen los grupos parlamentarios de la Eurocámara y se negocia a escala de los líderes de los 27 el reparto de cargos. Se cruzan las estrategias entre las familias políticas y gobiernos, en lo que Orbán tiene un papel destacado.
Desde su condición de aliado europeo del Kremlin, Orbán obstaculizó durante meses el inicio de negociaciones con Kiev. También rechazó al primer ministro en funciones de Países Bajos, Mark Rutte, como nuevo secretario de la OTAN. El lunes hubo una reunión entre ambos para desatascar la sucesión del socialista noruego Jens Stoltenberg al frente de la Alianza Atlántica. Este martes, Orbán dio el visto bueno al político liberal neerlandés a través de un mensaje en X.
Recomposición de las familias de la Eurocámara
También el lunes se produjeron encuentros entre Orbán y la primera ministra de Italia, la ultraderechista Giorgia Meloni, así como con el exjefe del Gobierno polaco Mateusz Morawiecki, del ultranacionalista partido Ley y Justicia. Su objetivo es atraer al Fidesz húngaro al grupo de los Conservadores Reformistas (ECR), para incrementar su influencia en la Eurocámara.
Casi en paralelo, Weber negociaba en nombre del PPE con el líder del partido húngaro Tisza, Peter Magyar, un antiguo aliado de Orbán que se ha convertido en aglutinante del malestar contra la línea dura del primer ministro.
La elección de una réplica europea del lema con el que Donald Trump llegó a la Casa Blanca es discutible. Pero el símbolo del cubo de Rubik refleja el rompecabezas del bloque comunitario. «Es una muestra del genio húngaro», dijo el ministro Bóka respecto al puzzle tridimensional inventado por el escultor Ernö Rubik en 1974 y, 50 años después, el rompecabezas más vendido del mundo.