Desde 1991, el Circuito de Montmeló acerca grandes leyendas del automóvil a miles de aficionados en sus instalaciones, que se sitúan a unos veinte kilómetros de la capital catalana. Este año, como novedad, la ciudad de Barcelona se convierte en protagonista con una amplia programación, con el objetivo de democratizar y dar a conocer los monoplazas que participarán en el GP de Fórmula 1, que arranca el viernes 21 de junio.

El Paseo de Gracia, con edificios tan reconocidos de la arquitectura modernista como la Casa Batlló y La Pedrera, es el escenario elegido para la exhibición al aire libre de este miércoles, en la que los monoplazas circularán hasta 100 km/h para hacer una demostración con giros incluidos en un recorrido de 600 metros hasta la plaza de Cataluña, en pleno corazón de la ciudad, según ha detallado la organización.

En este punto, que servirá de meta, se ha instalado desde este domingo una zona para los aficionados con un escenario que ha atraído en un solo día a más de 6.000 curiosos -se espera que lleguen más de 100.000 personas-, y donde se puede probar un simulador de F1, así como fotografiarse con los coches de las escuderías protagonistas que competirán en el Gran Premio.

Estas instalaciones cuentan con puestos de gastronomía catalana, réplicas de un garaje y una pista de Scalextric, además de las actuaciones de artistas como Txarly Brown DJ, Mon DJ, Els Amics de les Arts, Hotel Cochambre, Magic Pol o Robert de Palma Dj, entre otros.

La industria automovilística, motor de I+D

La exhibición que recorrerá el Paseo de Gracia será una oportunidad para conocer las últimas innovaciones tecnológicas en motor, aerodinámica y materiales del sector, pues la automoción se ha convertido en los últimos tiempos en laboratorio de reducción de emisiones dentro de la industria del motor.

Un hecho que han convertido al propio Circuito de Barcelona en el más sostenible del mundo, según un estudio de la consultora italiana Right Hub, en el que posiciona al de Montmeló por delante del circuito de Mugello (Italia) y Paul Ricard (Francia).

Otras capitales del mundo como Londres, Nueva York y Madrid han contado en otras ocasiones con equipos de F1 circulando por las calles de sus ciudades, con el objetivo de poner en valor el patrimonio no solo arquitectónico, también cultural y comercial.

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