La transición de Carlos Alcaraz a la hierba ha sido más rápida de la que nadie hubiera podido esperar. En apenas una hora y 22 minutos el murciano sometió a su amigo, el argentino Francisco Cerúndolo (6-1 y 7-5), para recoger su tenis donde lo dejó tras la final de Roland Garros, en lo más alto.

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