El accidente del helicóptero del presidente iraní Ebrahim Raisi merece una amplia contemplación y reflexión, dadas las misteriosas circunstancias en torno al mismo. Esta discusión no pretende descubrir pruebas que respalden ni la hipótesis mantenida actualmente por el régimen iraní—la de las condiciones meteorológicas desafiantes y difíciles—ni la teoría promovida por algunos observadores que sugieren la presencia de ciertas sospechas en torno al incidente. Tales tareas son competencia de las autoridades investigadoras y de las principales agencias de inteligencia globales, las cuales (se espera) tienen un interés en descubrir la verdad en incidentes tan significativos e influyentes (aunque no necesariamente en compartirla). El incidente, por su naturaleza, plantea preguntas. La cuestión aquí no gira en torno a las capacidades del helicóptero, su antigüedad u otros factores que a veces tienen responsabilidad, ya que el arsenal de equipos obsoletos y deteriorados de Irán está aumentando debido al impacto de las sanciones internacionales. Este problema en particular no está estrechamente relacionado con esa preocupación, ya que existe la posibilidad de comprar helicópteros a China, Rusia y otros países. Además, es poco probable que el presidente y sus asistentes se hubieran arriesgado a abordar una aeronave sabiendo de antemano que estaba en peligro de estrellarse en condiciones meteorológicas que eran ampliamente conocidas, ya sea por los datos meteorológicos o durante el vuelo de ida. Lo que más me llama la atención—como observador—sobre este incidente es que Irán inmediatamente se apresuró a explicarlo en… Leer más

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