El Gobierno español quiso hacer un gran guiño a Marruecos. Fue hace dos años, con Moncloa volcada en recomponer las relaciones diplomáticas con Rabat. España reabrió el gasoducto Magreb-Europa, que había cerrado de manera unilateral por Argelia unos meses antes. El día en que se reabrió el grifo fue el 28 de junio de 2022 se convirtió en histórico porque la reactivación del tubo que pasa a través del Estrecho de Gibraltar y llega hasta Tarifa, en Cádiz, no era para que llegase gas natural a España como siempre había sucedido durante un cuarto de siglo, sino que se revirtió el sentido del flujo de suministro para mandar gas de España a Marruecos.
El Ejecutivo de Pedro Sánchez lanzaba en plena crisis energética una ayuda crucial para Marruecos, facilitando el suministro de gas natural que había dejado de recibir por la decisión de Argelia de cerrar el gasoducto. Un guiño a Marruecos, pero también un tropiezo con Argelia. Y es que el capote a Rabat llegaba también en pleno choque diplomático con Argelia, tradicional principal proveedor de gas hacia el mercado español, desatado por el giro del Gobierno de Pedro Sánchez en la postura tradicional española sobre el Sáhara Occidental, pasando a respaldar el plan autonomista de Marruecos y que Argel rechaza.
Dos años después de la reapertura del gasoducto del Estrecho, Marruecos se ha asentado ya como uno de los grandes destinos de las exportaciones de gas desde España. Rabat está aprovechando al máximo la tubería para garantizar el suministro y se ha colocado como segundo mayor cliente del gran negocio de la reventa de gas desde España, sólo por detrás de Francia, según confirman mes tras mes los registros de Enagás, el gestor del sistema gasista español y operador de los grandes gasoductos del país, y de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores). El pasado enero, Marruecos incluso llegó a colocarse por primera vez en la historia como primer destino de las exportaciones de gas desde España, concentrando el 28% de todas las exportaciones mensuales. Sólo ha sucedido ese mes.
Exprimir el gasoducto
En lo que va de año, los envíos a Marruecos concentran el 16,5% de todas las reexportaciones de gas natural desde España, superando claramente la cuota del 12,5% que consiguió acumular en el conjunto del año pasado y disparándose en relación al cerca del 5% que consiguió concentrar en la segunda mitad de 2022 en que se inició el flujo entre España y el país norafricano.
Los envíos de gas a Marruecos han exprimido el gasoducto Magreb-Europa y a momentos se ha rozado la capacidad máxima de bombeo del gasoducto. La capacidad pico de exportación del gasoducto desde Tarifa es de 960 gigavatios hora (GWh) cada mes, en estos dos años son varios los meses en que se ha utilizado más del 90% de ese bombeo máximo e incluso el pasado agosto se rozó el tope con el envío de 958 GWh al país magrebí, según los datos combinados de Cores y de Enagás.
Las exigencias de Argelia
España, en sentido estricto, no está vendiendo gas a Marruecos. El papel de España se limita a recibir en sus plantas de regasificación los barcos con el gas que compra Rabat a cualquier país proveedor y lo envía a través del gasoducto de Tarifa hasta el país alauí. Todo el gas reexportado desde España a Marruecos cuenta con un certificado y monitorización de origen para asegurar que no envía ninguna molécula procedente de Argelia, como exige el Gobierno de Argel.
El guiño a Marruecos, sin embargo, ha servido para tensar aún más el choque diplomático entre España y Argelia tras el cambio de posición del Gobierno de Pedro Sánchez sobre el Sáhara Occidental, respaldando las tesis marroquíes sobre la antigua colonia española. El Gobierno argelino bloqueó las relaciones comerciales con España -un veto que ha empezado a relajar de manera muy parcial-, pero dejó fuera del boicot sus ventas de gas.
Sin embargo, Argel también ha llegado a amenazar con romper contratos de suministro de gas firmados con empresas españolas si detecta que parte del gas acaba siendo revendido a Marruecos, con el que ha roto relaciones diplomáticas también a cuenta del Sáhara Occidental. El Ejecutivo español niega por completo que el gas argelino pueda ser redireccionado a Marruecos y ha activado un plan especial para evitar tal posibilidad.