Agrupación Nacional, el partido liderado por la política francesa Marine Le Pen, es el favorito para ganar las elecciones legislativas a la Asamblea Nacional de Francia que se celebran a dos vueltas los próximos 30 de junio y 7 de julio. Enfrente tienen al Nuevo Frente Popular, una coalición de partidos de izquierda que se ha formado sobre la marcha para responder al órdago lanzado por el presidente, Emmanuel Macron, tras la humillante derrota de su partido Renacimiento en las pasadas elecciones europeas.
Marine Le Pen (Neuilly-sur-Seine, 1968) atiende por escrito a las preguntas de EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica. Esta es la segunda parte de la entrevista. Puedes leer la primera aquí.
Ustedes proponen una suerte de “doble frontera” en la UE para controlar la inmigración secundaria [inmigrantes que entran en España y luego pasan a Francia]. ¿Cerrarán los pasos fronterizos con España [Macron ha reabierto varios recientemente]?
¡Esta es una visión verdaderamente caricaturizada y, por tanto, errónea! Para los españoles nuestro proyecto no cambiará absolutamente nada, ya que garantizamos la libre circulación a todos los nacionales de la UE. A lo que nos oponemos es a que se admita a inmigrantes en determinados países que se establezcan luego en toda Europa o, peor aún, a inmigrantes ilegales que deambulen por todos los países sin control. Schengen debe reformarse para tener en cuenta estas migraciones incontroladas y dañinas. En la práctica, los nacionales de la UE se pondrán en una cola que les garantice la entrada a Francia sin controles. Los demás harán cola donde tendrán que acreditar el derecho de entrada a nuestro territorio. Este principio, completamente neutral para los nacionales de la UE, protegerá a todos. Existe en todos los países del mundo que se respetan a sí mismos.
¿Qué opina de que el político catalán buscado por la Justicia española, Carles Puigdemont, haya tenido en las elecciones su base de operaciones en el sur de Francia?
Esta situación es vergonzosa y humilla a Francia, que sirve, una vez más, de lugar de referencia para los criminales. Puedo decirle que, si ganamos las elecciones, esta situación no durará mucho. Seremos implacables con todos aquellos que ataquen las instituciones legítimas de su país, especialmente si son países amigos y socios.
“Evidentemente tendremos que hablar con Rusia para intentar conseguir una salida positiva para Ucrania”
¿Le ha felicitado ya el líder de Vox, Santiago Abascal; ha hablado con él?
Sí, hablamos regularmente. Mantenemos vínculos institucionales pero también personales con Santiago. La política también va de relaciones humanas de comprensión mutua y amistad.
¿Cómo es su relación personal con Abascal? Se dice que no es tan cercana como la que él tiene con líderes como Giorgia Meloni o Javier Milei…
No estamos compitiendo por quién está más próximo de quién. Creo que puedo decir que estamos, cada uno con nuestras convicciones, muy cerca unos de otros. Le tengo una estima política muy alta y estoy satisfecha con la calidad de nuestras relaciones, estrechas y regulares.
¿Cree, como opina Vox, que Pedro Sánchez es un “dictador”? ¿Qué opinión le merece el presidente español?
No permito los calificativos a líderes extranjeros. Pero si yo fuera española, sin duda lucharía junto a Vox contra un gobierno socialista extremista, que no solo ataca los intereses de su país, sino que también fomenta una política europea particularmente venenosa.
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¿Qué cambiaría de la relación entre Francia y España?
Lo que nos une es mucho más importante que lo que nos divide. Dado que la Unión Europea es un peligro para todas nuestras naciones, lo lógico es que luchemos juntos. Esto es lo que yo deseo. No tengo ninguna duda de que, dado lo que se expresó en el resultado de las europeas, podremos encontrar los medios para un acercamiento fructífero para nuestros partidos y nuestros países.
¿Creen en más o menos Unión Europea? ¿O en el regreso a la Europa de las naciones?
La Unión Europea no es Europa. Se trata solo de un modo particular de cooperación continental que durante varias décadas ha demostrado reportar poco beneficio a nuestras economías y nuestros países. Demuestra todos los días lo tóxica que es. Debemos reformarla para otorgar a los Estados más poderes y proteger las especificidades nacionales que han contribuido al ingenio y la influencia de Europa. Nuestro proyecto podría llevar el nombre de Alianza Europea de Naciones. Será un sistema de cooperación intereuropea más libre y más concertada que nos permitirá, estoy segura, reintegrar a Gran Bretaña en la familia europea.
El presidente de Estados Unidos ha calificado los bombardeos de Israel en Gaza como indiscriminados y la ministra alemana de Exteriores, Annalena Baerbock, ha acusado a su Ejército de “calcinar” vivos a civiles en sus tiendas, ¿Cree que Israel está cometiendo excesos en su guerra contra Hamás en Gaza? ¿Debe detener la ofensiva, como pide La Haya?
Nadie es insensible ante la tragedia que viven los habitantes de Gaza y todos coinciden en que debemos avanzar hacia una solución de dos Estados. Sin embargo, está claro que fue Hamás quien provocó la confrontación y es Hamás quien hoy utiliza a civiles palestinos como escudos humanos. En realidad, a Hamás no le importa el destino de los palestinos, ni siquiera las demandas territoriales de este pueblo. Es una organización islamista que se puso al servicio de la revolución islamista global, es decir, de la creación de un califato teocrático en la región. Este proyecto implica la destrucción de Israel y la erradicación física de las poblaciones no musulmanas, cristianas o judías, de la región. ¡Hamás es Daesch! Para poner fin al sufrimiento de ambas partes, los rehenes israelís deben ser liberados sin más condiciones y, si Hamás no entrega sus armas, hay que asegurarse de que deje de hacer daño de una vez por todas.
¿Cree que se debe enviar más o menos apoyo a Ucrania para defenderse de la invasión rusa?
Condenamos la agresión rusa y apoyamos iniciativas de apoyo militar o civil a Ucrania. La línea roja que nos marcamos es pensar detenidamente en las sanciones para que no se vuelvan en nuestra contra. Pienso, por ejemplo, en la guerra energética que hemos emprendido y que ha sido devastadora para nuestras economías. La segunda línea roja es no convertirse en cobeligerantes. Europa conoce demasiado bien la mecánica de la guerra como para no repetir los terribles errores del pasado. Para Francia, la Primera Guerra Mundial significó 1.000 muertes por día durante cuatro años, es decir, 1,5 millones de nuestros muchachos más valientes. Un siglo después, no nos hemos recuperado por completo. Ya no queremos dejarnos arrastrar por estos horrores que, si ocurrieran, significarían el fin definitivo de Europa.
¿Negociaría con Vladímir Putin usted para poner fin a la guerra?
¿Cree realmente que podemos negociar la paz sin hablar con uno de los beligerantes? Quienes creen esto son más una pose que una realidad. Evidentemente tendremos que hablar con Rusia para intentar conseguir una salida positiva para Ucrania de este conflicto que evidentemente no puede ganar. Espero que Francia desempeñe un papel en esta solución razonable, en beneficio de la Ucrania atacada y para un rápido retorno a una paz duradera.
La Premio Nobel de Literatura 2022, la escritora francesa Annie Ernaux, ha dicho que su ascenso se debe a una suerte de blanqueamiento de sus posturas y “una cara más atractiva para el público, incluso con una imagen casi feminista». Usted blindó el aborto en la constitución francesa. ¿Es usted feminista?
¿Quién puede estar en contra de las mujeres? Nadie, y menos yo en un momento en el que sus derechos se ven amenazados, en particular por la presión del islamismo en nuestras sociedades. Ser hostil hacia las mujeres sería tan estúpido como estar contra los hombres. Sin embargo, nuestras posiciones políticas no están dictadas por ninguna de las posiciones caricaturizadas o hipócritas que usted sugiere. En cuestiones sociales que atañen a convicciones profundas, los funcionarios electos de AN tienen libertad de voto. En cuanto al debate al que usted se refiere y que no puede entenderse seriamente sin un perfecto dominio de nuestro derecho constitucional y de nuestras normas parlamentarias, no añadió nada a lo que ya existía en el derecho francés. Fue sólo un artificio político, un tema sin salida al que Macron está acostumbrado y que sólo llamó la atención de los ingenuos.