Cuando los líderes de la UE seleccionaron en 2019 a los altos cargos que han gobernado las instituciones europeas esta última legislatura, Ursula von der Leyen no figuraba en ninguna quiniela. Cinco años después, y tras la victoria del Partido Popular Europeo (PPE) en las elecciones del 9 de junio, el nombre de la alemana se ha consolidado de forma indiscutible como pieza central de un rompecabezas en el que también figuran el socialista portugués Antonio Costa y la liberal estonia Kaja Kallas. La sensación entre los 27 Jefes de Estado y de Gobierno de la UE, que han empezado a negociar este lunes en Bruselas, es que hay prisa por acordar el nuevo reparto y que es necesario cerrar un acuerdo “rápido”, en el próximo Consejo Europeo del 27 y 28 de junio.
“Es importante que las decisiones se tomen ahora con rapidez y celeridad porque vivimos tiempos difíciles y es importante saber qué depara el futuro a Europa”, ha dicho a su llegada a la cena de trabajo que celebran este lunes los 27 líderes de la UE el canciller alemán Olaf Scholz, negociador de la familia socialista junto al presidente español, Pedro Sánchez. Ambos se han reunido antes del inicio de la cumbre tanto con los negociadores de la familia liberal –el primer ministro belga Alexander de Croo y el presidente francés Emmanuel Macron— como con los populares, el polaco Donald Tusk y el griego Kyriakos Mitsotakis, lo que ha retrasado el inicio de la cumbre hora y media.
Los seis, en nombre de los tres partidos que forman parte de la ‘gran coalición’ que ha liderado esta legislatura la Eurocámara, han celebrado un encuentro posterior a seis bandas tras hacer balance del resultado de las elecciones europeas con las presidentas de la Comisión y el Parlamento Europeo, Ursula von der Leyen y Roberta Metsola, con quienes se han reunido por separado y por espacio de media hora con cada una. La sensación antes y después de estos primeros contactos es que el consenso entre los dirigentes europeos emerge entorno a los cuatro nombres favoritos que llevan semanas circulando: la popular alemana von der Leyen para repetir como presidenta de la Comisión Europea, el socialista portugués como presidente del Consejo Europeo, la liberal estonia como alta representante para la política exterior y seguridad de la UE y la conservadora maltesa, Roberta Metsola para repetir al frente del Parlamento Europeo.
Equilibrios necesarios
Un puzzle que cuadra y que gusta entre buena parte de los dirigentes europeos ya que respeta el siempre necesario equilibrio político, geográfico, de tamaño y de género, aunque algunos han mostrado sus dudas tanto sobre Costa como sobre Kallas. El portugués cuenta con el aval de Lisboa, pero Tusk ha avanzado que antes de ponerle la alfombra roja necesitan aclarar el “contexto legal” al que se enfrenta el ex primer ministro portugués. En el caso de la dirigente estonia, aunque cuenta con el apoyo de Varsovia –“entiende la realidad ucraniana y rusa muy bien”— hay quien ve necesario ser “muy cuidadosos” con quien representa a la UE a nivel internacional. “Necesitamos una persona que calme la situación porque hay mucha tensión”, ha recordado el presidente de Eslovaquia, Peter Pellegrini. “Son equilibrios muy complejos, pero no pinta mal la cosa”, aseguran fuentes de la delegación española sobre una negociación compleja.
La percepción, en todo caso, es que “se está relativamente cerca” aunque como siempre “nada está acordado hasta que todo está acordado”. Los dirigentes populares han llegado a la sede del Consejo defendiendo a capa y espada a von der Leyen y subiendo su apuesta en el tradicional mercadeo que supone el reparto de altos cargos, pidiendo no solo la presidencia de la Comisión Europea sino reclamando para la familia popular, vencedora de los comicios europeos, la mitad del mandato del Consejo Europeo. Se trata de un puesto que se elige por dos años y medio renovables pero que nunca hasta ahora se ha repartido. Una sugerencia que no están dispuestos a aceptar los socialdemócratas. “Si a nosotros nos dan dos años y medio la presidencia de la Comisión Europea”, han deslizado fuentes de esa formación que sitúan la petición como parte de una negociación en la que sí o sí tienen que ponerse de acuerdo las tres grandes familias de centro.
“La realidad es que las tres familias tienen que ponerse de acuerdo, independientemente de cuantos escaños tenga uno u otro. Los números no salen si no están los tres a bordo. Los liberales vienen mucho más débiles que la otra vez pero todos asumimos que son igual de necesarios que la otra vez”, señalan fuentes conocedoras de unas negociaciones que de momento quieren limitar a los cuatro altos cargos que toca ahora renovar, sin poner en la balanza el relevo de la secretaría general de la OTAN o del Banco Europeo de Inversiones porque de abrirse ese melón también habría que poner sobre la mesa el Banco Central Europeo o el Fondo Monetario Internacional.