Dos años y siete meses después, la víctima de la salvaje violación y agresión en noviembre de 2021 a una adolescente en la localidad barcelonesa de Igualada sigue acusando graves secuelas psíquicas: amnesia sobre lo sucedido, ansiedad, pesadillas, tristeza, estado de ánimo depresivo y lloro continuado, entre otros síntomas de estrés postraumático. Así lo indica el último informe de la Oficina de Atención a la Víctima al que ha tenido acceso El Periódico de Catalunya, del mismo grupo editorial que este diario, y que el tribunal, a petición de la fiscalía, ha valorado para decidir que la joven no declare en el juicio y se tenga en cuenta como prueba preconstituida su exploración judicial de abril de 2022, cuando todavía era menor, y en la que dijo no recordar los hechos debido al estado de inconsciencia en el que se sumió tras la agresión. Esta medida no es habitual en los casos en que la afectada ya es mayor de edad, según fuentes judiciales. El fiscal es taxativo sobre el acusado por este ataque: “Actuó con absoluto deprecio a su condición de mujer”.
Este lunes y durante toda la semana se sentará en el banquillo de los acusados de la Audiencia de Barcelona Brian Raimundo Céspedes Medienta, nacido en Bolivia, que se enfrenta a una petición del fiscal de 45 años de prisión y otros 10 años de libertad vigilada por los delitos de agresión sexual y asesinato en grado de tentativa. No solo actuará como acusación en la vista el ministerio público, sino también la Generalitat de Cataluña, los familiares de la joven agredida, los ayuntamientos de Masquefa e Igualada, la entidad Fecasarm y la patronal del sector de la hostelería y el ocio nocturno, entre otros. La defensa del imputado solicita la absolución.
La fiscalía reclama que el acusado, nacido en Bolivia, cumpla toda la pena en España, sin perjuicio que cuando se le otorgue el tercer grado sea expulsado del país
Por la “extrema gravedad” del ataque sufrido por la joven, la fiscalía y las acusaciones requieren al tribunal que acuerde, si el procesado es condenado, la ejecución de “toda la pena” en España, al ser “necesario para asegurar la defensa del orden jurídico y restablecer la confianza en la vigencia de la norma infringida por el delito”. Eso sí, sin perjuicio que, cuando el penado acceda al tercer grado (solo ir a dormir a la cárcel) o se le conceda la libertad condicional, se proceda a su expulsión del territorio.
Noche de Halloween
La violación ocurrió en la noche de Halloween de 2021, durante la madrugada del 31 al 1 de noviembre. La víctima, que entonces tenía 16 años, había salido de fiesta con unas amigas y acabó en la discoteca Epic, ubicada en un polígono industrial a las afueras de Igualada. Sobre las cuatro de la madrugada, abandonó el local y se dirigió caminando a la estación de tren de esta ciudad para regresar a Vilanova i la Geltrú, donde reside su madre. Pero nunca llegó. Tampoco subió a ningún tren.
La joven fue hallada inconsciente y semidesnuda sobre las 6 de la madrugada por un camionero, quien, al verla tendida en el suelo, creyó que estaba muerta y la tapó con una manta antes de llamar a los servicios de emergencia. En cuanto llegaron los sanitarios, se dieron cuenta de que la adolescente seguía con vida y fue trasladada de urgencias al Hospital de Sant Joan de Déu de Barcelona. Ingresó con un traumatismo craneoencefálico y con graves lesiones provocadas por la agresión sexual. Los médicos tuvieron que operarla varias veces.
Poco antes de las nueve de la mañana de ese día, la madre recibió una llamada.
–¿Es la madre de (…)?
–Sí.
–La llamo de los Mossos de Igualada. Su hija está en el hospital. Tiene lesiones…
A partir de ahí empezó un calvario para la familia. El golpe en la cabeza impedía a la víctima recordar esa experiencia traumática (todavía sufre amnesia) e hizo más difícil a los Mossos d’Esquadra identificar al autor de la agresión porque no podía brindar ninguna pista. En el lugar donde fue atacada no había cámaras de seguridad. Fueron instaladas un mes después. Al cabo de seis meses, la policía detuvo al acusado, que tenía antecedentes por delitos de violencia sexual en el ámbito familiar. El procesado, que ahora tiene 24 años y residía en Igualada, permanece en prisión desde el 23 de abril de 2022. En el juicio está previsto que declaren los agentes que se encargaron de la investigación y que son una pieza clave en el proceso.
El procesado atacó a la joven, que tenía 16 años, de una forma sorpresiva y después la abandonó en el suelo malherida
Tanto la fiscalía como el resto de acusaciones hacen en sus calificaciones provisionales un detallado relato de lo sucedido esa madrugada de 2021. El procesado, sobre las 6.10 horas, cuando estaba en la calle de Països Baixos de Igualada, se topó con la adolescente y, tras perseguirla, “la atacó de manera sorpresiva con la intención de satisfacer su ánimo libidinoso”. Durante aproximadamente 20 minutos, en una zona solitaria y “huérfana” de testigos, poco iluminada y sin cámaras, el acusado golpeó “en diversas partes del cuerpo” a la joven y, “mientras la sujetaba con fuerza”, la agredió sexualmente “de manera brutal” con “miembros corporales”, tales como el puño u objetos no determinados.
«Atentar contra la vida»
Después de violarla repetidamente, el procesado “con ánimo de atentar contra la vida” de la adolescente, le propinó un “fuerte golpe en la cabeza” con un objeto contundente, la dejó abandonada en el suelo y huyó del lugar. La chica tenía un traumatismo craneoencefálico y graves lesiones en todo el cuerpo. Desde entonces, precisa la fiscalía, la joven sufre un trastorno de estrés postraumático grave, “así como una desestabilización personal”, ya que las lesiones “han comprometido su vida y en la mayoría de las ocasiones son mortales de necesidad”. De ahí que se acuse también al procesado de asesinato en grado de tentativa y el fiscal solicite una indemnización de 256.000 euros para la víctima, en la que se incluye los daños morales.
El caso generó una gran alarma social y motivó concentraciones de repulsa tanto en Catalunya como en el resto de España
El caso Nit (noche, en catalán), como se bautizó la operación policial, generó una gran alarma social y motivó concentraciones de repulsa tanto en Cataluña como en el resto de España. Medio año después de la brutal agresión, el caso seguía sin resolverse, lo que aumentó la frustración de la familia de la víctima y la presión sobre la policía catalana.
Tras el ataque, la familia de la joven se puso en contacto con El Periódico de Catalunya para pedir colaboración ciudadana. “El domingo por la noche venían unos amigos a cenar a casa. Así que la llevamos a Igualada sobre las ocho de la tarde, le dimos dinero y la dejamos en el Burger King, para que comiera algo mientras esperaba a sus amigas”, explica la pareja de la madre. “Sobre las dos, le mandé un WhatsApp para saber si estaba bien y respondió que sí. Estaría en la discoteca. A las cinco le pregunté de nuevo cómo iba y a qué hora pensaban volver. Me dijo solo que cogería el tren a las seis. Fue lo último que supimos de ella, hasta la llamada de los Mossos”. A partir de este lunes, el presunto autor de la atrocidad se sienta en el banquillo de los acusados.
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