La pandemia de covid marcó el turismo y, especialmente, a los turistas asiáticos. China fue uno de los países que más tarde eliminó las restricciones tanto de entrada como de salida. Ahora, con el sector disfrutando las mieles de la recuperación, el gigante asiático empieza a despertar y sus ciudadanos vuelven a recuperar la idea de coger un avión para conocer Europa. Sin embargo, aquellos visitantes enamorados de las compras de marcas de lujo han cambiado y buscan nuevos alicientes en sus desplazamientos de ocio.
El perfil lo ha analizado al milímetro Huawei. La compañía de telefonía móvil china es líder en el segmento de alta gama, tal y como asegura María Ramiro, directora de Ventas de Huawei Mobile Services. La responsable de la multinacional asistió recientemente al congreso Digital Tourist en Benidorm con el objetivo de explicar cómo han cambiado los turistas procedentes de este país y, ante todo, cómo captar a los considerados prémium para que lleguen a los destinos españoles.
«Sabemos que Francia, París, es el número uno de Europa, pero ¿después qué?», se pregunta la responsable de la marca tecnológica. La dimensión del mercado es enorme. En 2023, unos 84 millones de chinos viajaron fuera de su país. Ese año, visitaron España 382.207 frente a los 700.748 que lo hicieron en 2019 y representaron un gasto de 1.130,7 millones de euros. Crecer parece viable y atraer a aquellos que están dispuestos a gastar es el empeño de los grandes destinos españoles.
Conexión simbólica
Para Ramiro, hay dos claves para llegar a un mercado tan complejo y que Huawei tiene monitorizado a través de 850 millones de terminales. La primera es «conectar con sus ciudadanos aunque sea a un nivel simbólico», es decir, cultural y relacionado con su simbología. El mejor ejemplo son las auroras boreales. Ramiro explica que los países nórdicos han sabido desarrollar todo un relato (story telling) alrededor de este fenómeno de la naturaleza porque para los chinos pedir matrimonio mientras ven el cielo iluminado de diferentes colores trae suerte.
Sin auroras boreales, prosigue Ramiro, la alternativa española pasa por construir mejor esas historias experienciales y cita como ejemplo el caso de los vínculos de la Ruta de la Seda valenciana con el país asiático. El otro factor diferenciador que atrae al nuevo turista asiático es la «industria del producto artesanal». «Contamos con una tradición artesana arraigada como la cerámica, las joyas … esa parte de hecho a mano, la autenticidad, la valoran mucho, al igual que las funcionalidades. Creo que hay que ponerlo en valor», concluye.
En esta tarea, la compañía se presenta como aliado estratégico para los destinos porque tiene la información y el acceso al usuario final, aquel que ahora, probablemente esté planificando su viaje. Los móviles y sus aplicaciones son el principal canal para acceder a perfiles interesados en coger las maletas.
Ante un foro de profesionales, la directora de Ventas de Huawei Mobile Services subraya que, para competir con un presupuesto razonable, lo mejor es microsegmentar y llegar justo a quien ha manifestado ese interés y después lograr «alargar su estancia, descentralizarla y que deje dinero».
«Lo que vemos en nuestra plataforma que corre detrás de los dispositivos es, primero, el interés por viajar y, después, quiénes han reservado. Lo sabemos por diferentes parámetros como las basics tags, que son temas más demográficos y la parte de comportamiento de usuario e intereses, pero sobre todo está en base al uso de aplicaciones», detalla Ramiro. Una vez en destino, la compañía puede hacerle llegar mediante inteligencia artificial (IA) sugerencias de las localidades que se visiten y es ahí, donde las oficinas de turismo pueden pujar por un acceso menos gravoso y directo.
¿Qué publicitar en este caso? Más experiencias, porque los datos nos revelan que atrás quedó el turista chino que veía espots de alto impacto para ir al lugar a sacarse la foto. Ese selfi se ha transformado ahora en un momento auténtico que sirve para conectar al usuario con el lugar y, sí, aún queda espacio para las compra. Pero Ramiro recuerda que parte del lujo se fabrica en España. Toca explotarlo.