No está siendo una temporada fácil para Lucas Ayrton Román, conocido por todos como Pocho. Su segundo año en azulgrana debía ser el de su eclosión, y así lo aventuraba una pretemporada con goles y grandes sensaciones, pero las lesiones no permitieron tener continuidad a este delantero argentino de 20 años que el domingo encontró la recompensa a su integración y esfuerzo con la diana in-extremis que mantiene con vida, y las ilusiones del ascenso intactas, al Barça Atlètic.
En su día, el fichaje del Pocho por el FC Barcelona fue todo un ‘boom’ en su país. Un juvenil por quien el club azulgrana pagaba 1,2 millones de euros al modesto Club Ferro Carril Oeste por el 85 por ciento de su pase. Pero no un jugador cualquiera, sino un zurdo de calidad técnica y endiablada rapidez que ya había debutado y marcado 3 goles en la Primera Nacional con el ‘Verdolaga’ y convocado por el exazulgrana Javier Mascherano para la selección argentina sub-20. Anteriormente, Pablo Aimar lo había tenido en categorías inferiores.
Un futbolista que, ante la indecisión de Masche, y aprovechando su doble nacionalidad, debutó con la sub-20 de Italia. Todo parecía ir rodado. Pero nunca es fácil recalar en el Barça, y más cuando se genera tanto ruido alrededor. El club azulgrana le puso una cláusula de 400 millones de
euros que hizo crecer todavía más las expectativas.
Muy querido en el vestuario
En su primer año, solo logró marcar un gol, al Real Unión en la jornada 28 (dio los 3 puntos). Con contrato hasta 2026, el pasado domingo volvía a encarar el partido como suplente, aunque Rafa Márquez le había dado algo más de ‘bola’ en el tramo final de la Liga regular (fue titular en las últimas 2 jornadas, ante Nàstic y Celta Fortuna). La lesión por fatiga de Marc Guiu a 20 minutos para el final le permitió entrar y aumentar las revoluciones del partido.
Tuvo Pocho una primera ocasión solo pisar el césped en un salto prodigioso para cabecear pese a su escaso 1,60 metros de altura. La segunda, no la falló. Zurdazo seco y duro a gran jugada del juvenil Dani Rodríguez. Un gol celebrado por todo lo alto.
Y es que, además de la importancia de un gol que aferra al Barça Atlètic a la ilusión, la alegría se multiplicó en entre sus compañeros porque el Pocho es de aquellos futbolistas que caen de pie en el vestuario, que trabaja de forma incansable y nunca se resigna a su situación, pero sin malas caras.
«Aquí todos los compañeros trabajan, se lo curran jueguen más o jueguen menos, están todos metidos, compitiendo y entrenando muy bien y la prueba es que sale un compañero del banquillo y nos ayuda a marcar el empate», reflexionó tras el partido en zona mixta el meta Marc Vidal, uno de los capitanes del filial. El Pocho, como Dani Rodríguez y todos los que salen a darlo todo pese a no ser titulares, se lo merecen.